martes, 23 de diciembre de 2008

Ciento-miento

Así es. Cien. Cien muestras de lo trivial que puede llegar a ser la mente humana; cien botones de lo que su interlocutor ha pensado, sentido y vivido en los últimos diez meses. He de confesar que cuando inicié, de la forma más irreflexiva e impulsiva, jamás imaginé llegar a este punto. Ahora siento tener una deuda moral con este pequeño monstruo, y en su cumpleaños se requiere un pastel que amerite la ocasión. Aunque le lleve un buen rato a los lectores y un servidor apagar cada una de las velitas.

Realmente no ha pasado demasiado en los últimos días que sea digno o apropiado para contar, así que me veo forzado a sacar del baúl de los pendientes un tema que por su importancia, me había negado a tocar como se debe (léase, como sacerdote a infante).

El tema de este post del centenario, es pues, la Música.

De entrada, las primeras complicaciones comienzan a aparecer: ¿De qué chingados voy a hablar exactamente? ¿Cuál será el soundtrack apropiado? ¿El fenómeno OVNI es una realidad y Jaime Maussan tenía razón todo este tiempo?

Al toro, por los cuernos, así que empezaré: la música es algo realmente importante, que desgraciadamente muchos pasan por alto. Qué frecuentes son las respuestas dubitativas en las personas cuando uno les pregunta qué música les gusta. ¿Es acaso tan difícil definir lo que a uno le gusta, lo que hace a uno feliz? ¿Lo que en unos cuantos segundos es capaz de ponernos de buenas? ¿O remontarnos a otro lugar, a otro tiempo? En verdad, siento mucha lástima para quienes no pueden.

En mi caso, he procurado que la música me acompañe en la medida de lo posible: al caminar a la escuela, en una reunión con amigos, a bordo de un avión o donde sea. Y ahora que lo pienso, aunque no haya un dispositivo disponible, siempre me las arreglo para inundar mi mente con algún sonido placentero. A veces, incluso, uno es capaz de contagiar a los demás, silvando, tarareando o cantando una canción, que en segundos se ve secundada por agradecidos seguidores. Ahhh, qué poderosa es la voz humana, capaz de brindar alegría al simplemente entonar una melodía...

Mirando en retrospectiva, no puedo ni imaginar cuánto le debo a esta musa ( y ustedes no se hagan pendejos, si bien saben que no soy el único): viajes con el único pretexto de un concierto o un festival, viajes en carretera que se harían interminables sin la ayuda del estéreo… vaya, pienso en una boda, lo poco invitadora que sería (para la gran mayoría porque a mí no me atrae demasiado) sin la promesa del venao, o el negro (Rodrigo) José… o aquellas noches manejando en la ciudad con el gordito, donde hasta del celular nos valíamos con tal de que Pink Floyd fuera parte de nuestro entourage

Fiel acompañante, en las buenas que convierte en mejores, o en las malas que hace más pasaderas, la música nunca nos juzga: a mí me gusta pensar que cada canción guarda en cierto modo todo lo que vivimos mientras ella ejecuta, y que cada vez que la escuchamos, algo, aunque sea mínimo, nos trae de vuelta a aquellos momentos, y con aquellas personas con quienes alguna vez compartimos un pedazo de magia, un momento de amistad, o incluso unos minutos de ridículo (Juan Gabriel es especialmente bueno para esto último, ¿o no Rubito?).

Pido un minuto, no de silencio, sino de buena música (la que ustedes consideren como tal), en honor a ella. Gracias por todo. Y gracias a todos los melómanos lectores de este espacio, por compartir conmigo su grandeza.

Hasta pronto!

domingo, 21 de diciembre de 2008

House in order

Gran sorpresa me llevé a mi regreso a Canberra: Simon SÍ había limpiado todo el departamento, tal y como había dicho tiempo atrás. Bueno, le faltó limpiar mi cuarto pero eso era de esperarse. Pinche australiano egoísta, ¿qué le costaba? Como sea, en ese momento no le di mucha importancia pues era medianoche y lo único en mi mente era dormir en mi cama de sábanas de algodón y dos almohadas de distinto espesor. Los días subsecuentes, sin embargo, estuvieron llenos de desmadre pues mi amigo Stefan llegó al día siguiente y dejó la estancia literalmente convertida en una trinchera pues tenía que empacar y dejar listas sus maletas. Ahora que ya no están, tuve que empezar mi propio desmadre en el depa para evitar sentirme raro. Sí, suena estúpido pero es cierto. Aunque no es para tanto, pues llega el punto en el que saco a relucir mi lado obsesivo-compulsivo. Y fue entonces cuando me decidí a acomodar mi cuarto. Un verdadero desastre, pues fiel a mi costumbre de guardar pendejadas en la cartera, y posteriormente en el escritorio (según yo para llevar control de todo lo que hago), he tenido que revisar y tirar al menos 40 papeles regados por todos lados. A lo largo del inconcluso proceso, me he encontrado con muchas cosas que he guardado por alguna razón que aún ahora no me queda demasiado clara. Por ejemplo, el boleto del cine cuando fui a ver THX 1138, o infinidad de comprobantes de cada vez que sangro mi paupérrima cuenta de ahorros. Hasta notas del súper, de cuando recién llegué, cuando según yo iba a comparar precios para buscar las mejores ofertas en cada cadena. Como se podrán imaginar, no tardé mucho en darme cuenta de que era ridículo andar perdiendo mi tiempo en esas cosas, pero esos malditos papelitos siguen y siguen apareciendo.


Y con ellos, mágicos viajes a épocas insospechadas; recuerdos de cuando era estudiante de tiempo completo y no un completo vago hedonista. Bueno, no es para tanto, pero ustedes comprenderán.


Ahora, el 523 está lleno de vida: sí, carece de una computadora dedicada a juegos en línea por lo menos 6 horas diarias (cortesía de mi antisocial roomie), pero la buena música y los episodios de South Park y Flight of the Conchords viven hasta altas horas de la noche. Y no más cricket, por dios santo. Puto deporte de mega hueva. Al contrario: ayer, la repetición de la (decepcionante) final de Roland Garros, y hoy, la come-uñas final de Wimbledon. Lo cual me recuerda el repasón que le di a Stefan como regalo de despedida en 3 sets. Espero que el siguiente semestre encuentre a alguien que me dé pelea en tenis. Y tal vez en fanfarronería pero eso lo dudo bastante…


Ahora me cae el veinte: tengo bastantes discos para bajar. Esta ha sido una temporada especialmente prolífica para los lanzamientos de discos interesantes, y estoy bastante rezagado. The Cure, The Killers, Buena Vista Social Club, Dido (sí, me gusta y qué), Oasis, Peter Bjorn & John, Travis, Lilly Allen… ufff hay hartas cosas en qué entretenerme.


Así que si el tiempo lo permite, tendré en qué entretenerme en esta venidera semana de natividad solitaria. Digo, yo, que no tengo a quién ladrar. Si ustedes tienen, qué chingón, en verdad. Yo sólo espero que disfruten esta temporada de fiestas, posadas, vacaciones y pseudo-invierno matutino. Se agradecerán sus mentadas particulares…


P.S. Después de todo, sí extraño a Simon: se llevó el Wii el hijo de la chingada…

jueves, 18 de diciembre de 2008

Mors est quies viatoris. Finis est omnis laboris

De vuelta en mi hogar del hemisferio austral, las cosas ya no son iguales. Y no volverán a serlo. Ya no soy el mismo de antes.

Podría contar una cosa o dos sobre los lugares que he podido visitar, pero creo que no tendría caso. Una persona con la que viajaba me contó que no le gustaba la idea de ir a los lugares simplemente para ir palomeando una lista, para poder decir que ya había estado. No pude evitar reír un poco, por supuesto, recordando verla tomando fotos, como loca, de absolutamente todo. Y es que en cierto modo, a veces eso es justo lo que hacemos, bastante pretenciosamente por cierto: querer capturar una experiencia a través de una cámara. A veces parecemos más preocupados por tener la foto perfecta que por capturar la imagen en nuestra mente y nuestra memoria. Por cierto, he comprobado que hay personas a las que simplemente no se les da eso de la fotografía y que una cámara point-and-shoot (en el modo automático) es todo lo que necesitan para pasar un buen momento. El tipo de gente para la cual la calidad de una foto se mide en megapíxeles y no en pulsaciones por minuto...

No les extrañe que no sea un gran fanático de las fotos en las que salgo yo; es simplemente que me cuesta demasiado delegar ese tipo de responsabilidades a personas que tienen una idea demasiado rudimentaria de lo que una buena fotografía debe ser. Y como los resultados son pocas veces satisfactorios, tendré que omitirlos de este sagrado lugar. Confórmense entonces con mis propias fotos. Y no se atrevan a pedir mucho, porque mi cámara es viejita y medio chafa (aunque al menos no cabe en el bolsillo, lo cual en mi opinión es una buena señal).




Creo que el encanto de visitar un lugar no reside en el lugar en sí, sino en lo que dicho lugar puede hacernos sentir y pensar. ¿Turismo emotivo? Sí, algo así, pero usando otras palabras que no suenen tan cheesey.

Por lo pronto, yo ya palomeé algo que ni siquiera estaba en mi lista: me salió una lágrima de felicidad al ver un paisaje. ¿El responsable? Un tal Mount Cook...


lunes, 15 de diciembre de 2008

These privileged and weary eyes

Nunca pensé que me alegraría decirlo, pero creo que me da gusto que todo esto llegue a su fin. Me siento agotado física, mental y emocionalmente. Melancolía, satisfacción y muchísimas otras cosas pasan por mi cabeza. Glaciares, ciudades, paisajes y cosas al extremo, pero todo lo que me puede llegar a satisfacer en estos momentos es dormir en una cama con sabanas 100% algodón, con todas sus implicaciones.
Otra cosa que extraño mucho, por si no lo han notado, es tener tiempo ilimitado para escribir. Esto de contenerme me vuelve loco. Pero ya tengo algunas ideas así que es cuestión de tiempo antes de que vean la luz del día. Locuras, anécdotas, fotos y demás; todo a su debido tiempo.
Por lo pronto, el narrador se va a dormir el sueño de los justos. Y vaya que se lo merece...

martes, 9 de diciembre de 2008

I fucking did it

Todo paso tan rápido...
Una experiencia perfecta en casi todos los sentidos. Algo que todos deberían experimentar al menos una vez en la vida. Aunque la verdad es que es mas difícil de lo que imaginaba; podría imaginar a mas de uno acobardándose al último momento.
Mi corazón sigue latiendo a mil por segundo; la adrenalina inunda mi cabeza y mi corazón. Será difícil superar todo esto. Pero viviré para intentarlo.
Se siente muy bien estar vivo.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Ciento treinta y cuatro metros

Una parte de mí se siente completamente exhausta, sólo con ganas de regresar a casa, dondequiera que esta se encuentre. La otra, y la que generalmente termina imponiéndose (por supuesto) es la que podría pasar fácilmente un par de horas pendejeando en las tiendas de souvenirs. Y vaya que hay cosas suficientes para perder el tiempo, especialmente en días horriblemente lluviosos como este, donde queda constancia de que el destino NO QUIERE que me cumpla uno de mis caprichos del momento: echarme del bungie. ¿Pero saben qué? No me importa en lo absoulto porque nunca pensé en preguntarle ni pedirle permiso. Todas las canicas estan en mi bolsa y tienen escrito mi nombre en letrotas negras y plata.
Tengo todavía un par de misiones pendientes en este lugar, pero la principal, con la que llegué originalmente, fue cumplida y superada en todos los sentidos. Y no, ni siquiera se atrevan a pensarlo: no era tomar el tour del Señor de los Anillos . Era tomar el tour de LA TRILOGÍA con todo y disfraces y diálogos hablando en elfo... qué poco me conocen.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Hallo du Luftpumpe

Es posible enamorarse de un lugar? Seguro sí, porque eso es lo que ha pasado.
There's so much to tell you, so little time...
La interacción entre las personas es secundaria; realmente todo se reduce a difrutar de la vista. Y vaya que hay bastante. Cuando una cámara no puede plasmar las sensaciones que uno siente, se sabe que se está en el lugar correcto. Pero ahora no puedo contarlo. Tal vez después. Sigo encantado...

sábado, 29 de noviembre de 2008

A long Movember

Una semana de viaje, y aún queda bastante. Un breve respiro para reunir fuerzas, y si es posible, paciencia. Días un tanto estresantes, con eso de manejar una camionetota en los caminos más sinuosos que he visto en mi vida, del otro lado de la carretera, sin haber manejado en más de 4 meses y con una vieja que ya me tenía hasta la madre riéndose de absolutamente todo, con intervalos de descanso no mayores de 2 minutos. A pesar de todo, debo decir que ha sido una experiencia bastante gratificante, y sigue impresionándome mi capacidad de no escupirle a la gente que lo tendría más que merecido.
No intentaré dar demasiados detalles, simplemente comentare de paso que, como lo hubieran podido adivinar (si fueran australianos y si les importara en lo mas mínimo, lo cual dudo bastante) por el título, noviembre es un tiempo para combatir el cáncer de próstata dejando crecer el mostacho. No hubo forma de zafarme, ya que fue un trato entre caballeros. De hecho pase un par de semanas sin rasurarme, y tengo una foto que me tomé hoy para probarlo. Ni se molesten en pedir la foto porque eso simplemente no va a pasar; de hecho no sé ni por que la tomé pues no pienso mostrarla.


Tengo 5 minutos, como un buzo viendo que se le acaba el oxígeno. No prometo nada, sólo que hare todo lo humanamente posible por pasar un buen rato. Y no es que antes no lo hiciera, simplemente lo estoy recordando...




Salud...

sábado, 22 de noviembre de 2008

Tongue in cheek

Así como una golondrina no hace primavera, una noche de mala música no representa el fin del mundo. Y ciertamente no hay cosa en este mundo capaz de mermar el inquebrantable ánimo de este humilde mexicano errante en tierras australes.

Estoy en la víspera de un gran viaje para el cual he estado pensando adjetivos. Impredecible, fortuito, excitante, imprescindible. Creo que al final de cuentas, las palabras salen sobrando. Llevo más de 2 meses frotándome las manos, y finalmente el día ha llegado. No puedo evitar sentirme ansioso y emocionado para afrontar lo que será uno de los viajes más largos que haya hecho en mi vida. Cuatro semanas de lugares en los que nunca he estado, y a los que probablemente nunca regrese. No puedo evitar sentirme muy afortunado y agradecido por esta oportunidad que se me presenta. Un premio por no sé cuántas cosas, la principal supongo, la osadía de estar aquí.

Hoy Simón mi roomie se fue a su pueblo, y dio inicio una sensación rara, al margen de toda la parafernalia del inminente viaje; parecerá tonto, pero el depa se siente demasiado silencioso. Y presenciar despedidas al término de la cena acrecentaron esa nostalgia. Cosas que inician, cosas que terminan. Viejos conocidos, lugares nuevos; historias que llegan al epílogo, mientras prólogos inéditos o inconclusos esperan impacientes ver la luz de un nuevo día.

Tengo tantas cosas en la cabeza que no puedo más que disculparme por estas ideas tan enredadas.

Pero no se preocupen, ya habrá más, mucho más cuando esté de vuelta, a la menor oportunidad. Esto es sólo un hasta pronto...

viernes, 21 de noviembre de 2008

DJ Mierda

Así es. Como no podía faltar.
Y es que probablemente sea injusto, pero es que después de ver a John Digweed (según me contó Alex), todo lo demás parece trivial. ¿Recuerdan aquel lugar llamado Academy, que tan "buenos" recuerdos me había ocasionado? Pues hoy fue el regreso, con lo que seguramente iba a ser la última salida de los 3 mosqueteros en Canberra. La noche prometía bastante, con eso de que los jueves sí son supuestamente juebebes, sin cover para los estudiantes y chupes de 2 dólares.
Justo a la medianoche, hizo su aparición lo que parecía ser la señal divina que había estado esperando por tantos años: reconocí MI canción por excelencia, aquella que dio título a un post muy muy reciente, de Royksöpp. Sin embargo, el encanto duró algo así como 15 segundos, pues comprendí que era demasiado bueno para ser cierto, ya que el DJ se encargó de arruinarla por completo. Una manía que sigo sin entender, cuando a huevo quieren mezclar canciones que no tendrían por qué mezclarse, la cual se confirmó cuando minutos después tocaron una parte de The Wall versión dance (!).
La calabaza pudo haber llevado a la cenicienta a alturas insospechadas, pero no fue así. De hecho, diría que todo lo contrario, pues hasta nos tocó presenciar una pelea de lo más tepiteña, donde volaron vasos con todo y sus contenidos, y hasta me hicieron medio vaciar el contenido de uno de ellos en la blusa de una amiga. Totalmente sin intención, aclaro, pues el novio estaba a unos metros de distancia, de hecho haciéndose el cagadito dizque hablándome en "español" (lo cual para él significó decirme "compadre").
En definitiva, lo poco que hubo para rescatar fue el postre, el grandísimo pastel de café que horneamos ayer, y que por cierto no le pide demasiado al de allá, si omitimos la consistencia y el betún...
Hoy también hubo Daft Punk, pero al parecer ya no es suficiente. Don Rosco pide más y más. Y es triste saber que no habrá nada de eso. Pero ya me andaba...

lunes, 17 de noviembre de 2008

Tres historias tres (1)

Enórfito frunció el seño y elevó la mirada. Intentó en vano dar sentido a lo que acababa de escuchar: unos minutos antes, había recibido una llamada que lo dejó perplejo. Una cita un poco forzada siendo domingo a las 4 pm.
-It's OK if Stefan and Powell come -they continued-, but it is YOU we want to talk to. A matter of international security-, le dijeron.
La noche anterior se habían reunido en casa de Felix para ver Rambo. Stella Artois, ánimo festivo, pero nada que revelara el propósito de la carne asada y la aparentemente importante charla. Cada vez que la gringa y el suizo se juntan, cosas suceden. Ahora, con la adición del mexicano, más de uno se pondría a temblar.
Un par de horas después, y al menos una hora después de la hora acordada, la reunión dio inicio.
-Alright guys, what is this all about?
-Later, later. We should go sit down, discuss things over a steak and a beer.
Diciendo y haciendo, mientras Felix le mostraba el contenido de una de las bolsas: un six pack de cerveza japonesa, lo que hacía todo aún más sospechoso. Todo parecía tratarse de un (intento de) soborno, pero ¿a cambio de qué?
Meanwhile, he couldn't help noticing the smirk on their faces. It looked like something fishy was going on...

jueves, 13 de noviembre de 2008

It could be sweet

Curioso, cómo cuesta renunciar a las rutinas, sean buenas o malas. Creo que todos, hasta cierto punto, las necesitamos. La incertidumbre de carecer de estructura en lo que hacemos y vivimos suele ser demasiado abrumadora para soportarla por mucho tiempo.
Lo digo porque desde que terminé las clases, me he embarcado en otras rutinas, un poco por elección propia y otro poco por mera necesidad. Toda la semana, de 10 a 1 am, Copa Másters (y gracias a Simon por el tip), y tenis al mediodía siguiente. Esta parte, sin embargo tuvo que cambiar desde ayer pues el sol está increíblemente insoportable y la deshidratación está a la orden del día. Aunque la satisfacción supera por mucho las inconveniencias climatológicas: modestia aparte, mi revés a una mano es no menos que espectacular, y si no pregúntenle a Stefan, a quien su orgullo de alemán, sin embargo, probablemente le impida reconocer la calidad de los passing shots sobre la paralela.
Pasando a otro asunto, tengo que dejar constancia escrita de lo que pasará este fin de semana: resulta que, finalmente el destino sí obra de maneras misteriosas.
Pero no tan rápido, pues tengo que explicar algo antes. Resulta que en el Coachella de 2008 tuve que desistir de ir a ver a Sasha y Digweed (sí, sí me gusta el house, y más a casi 40 grados y brincando sin playera). ¿La razón? Mhhh un grupillo tocaba a la misma hora en otro foro.
No me arrepiento, por supuesto, pero ahora resulta que de la forma más fortuita imaginable, se hará una justicia que nadie pidió. Resulta que John Digweed tocará el sábado en Seúl y adivinen quién estará ahí sentado en la sección VIP del lugar este... así es, Alex Digweed, primo hermano del mencionado DJ.
Por cierto, el grupo ese era Portishead.

lunes, 10 de noviembre de 2008

What else is there?

Alivio, relajación y comida hindú. Cerveza importada. Hartas películas independientes.
Así fue el glorioso término del primer semestre. Una especie de luz indirecta para iluminar la existencia.
Ahora la mesa está servida y los manjares a la vista. No hay sorpresas, no hay vuelta atrás. Mi mindset está en la posición correcta, después de muchas vueltas en los lugares equivocados.
Ayer recibí noticias justificablemente demasiado buenas para ser ciertas, y no quiero arruinarme la ilusión hasta que no se concrete... veremos, veremos.
Por el momento me tomaré un descanso y un poco de sol. Experimentaré el hedonismo que sólo el ejercicio, el deporte y el sauna pueden brindar. Miro hacia afuera, y sólo hay un enorme cielo azul. Siento cómo la satisfacción recorre mi cuerpo...

lunes, 3 de noviembre de 2008

Not over yet

Esta es mi segunda semana sin clases. Y aunque en ciertos sentidos no es la gran diferencia pues sólo iba 2 días a la semana, he perdido casi por completo la noción del tiempo. Y para mi desgracia, es como si el botón de repeat de aquel control remoto se hubiera quedado trabado en un domingo. A veces siento que es como desperdiciar un período de mi vida, totalmente improductivo, atrapado en el limbo por un par de semanas antes de hacer algo extremadamente necesario en estos momentos: cambiar la rutina por algo chingón. Y afortunadamente, ese cambio durará más de lo previsto, pues se acaban de añadir un par de semanas en Nueva Zelandia. Sintiéndome como en la inédita cuarta parte de El padrino, me hicieron una oferta que no pude rechazar. Ahhh, 2 semanas en una islita que lo tiene todo. Las preocupaciones (y el arrepentimiento) por la gastadera vendrán, pero después. Ya regresando trabajaré durante una navidad que poco significado tendrá para mí, inmerso en un mar de desconocidos lejos de todo.
Y digo eso porque a mí me gusta celebrar el nacimiento de nuestro señor jesucristo todos los días del año, no sólo el viernes santo.


En fin, el punto de todo esto era la abrumadora monotonía de la vida. Y lo peor es que no soy sólo yo: he estado investigando y los demás pasan exactamente por lo mismo: irse a sus casas, ver tele, conectarse a internet, youtube, facebook y ya en situaciones extremas, estudiar. Aunque creo que mi caso no es tan patético como para quienes viven en los dormitorios, donde ni siquiera tienen internet en sus cuartos. O si quieren ver la tele tienen que bajar al common room, esperando que nadie haya apañado el control para ver un partido de cricket de 6 horas.


En contadas ocasiones, sin embargo, suceden cosas que iluminan, aunque sea brevemente, la existencia: descubrimos en un cuarto en uno de los mencionados dormitorios un Super Nintendo. Hartos juegos, pero mis ojos sólo vieron 3 palabras. Super Street Fighter. Un muy placentero flashback a mi adolescencia. Y unos minutos después, un triste recordatorio: no es tan divertido, pues sigo siendo invencible.


Otro highlight fue el festival internacional de cine, al que muy probablemente siga teniendo que ir solo pues no mucha gente se emociona ante la expectativa de ir a ver una película escandinava.


La que yo vi se llamaba Black Ice (Musta Jää), nada del otro mundo pero refrescantemente diferente. Un recordatorio de que tocar la guitarra en pelotas es más divertido de lo que parece.

Yo sólo tengo un tambor; eso tendrá que bastar por el momento.

viernes, 31 de octubre de 2008

Algo terrorífico

No podía faltar. Las típicas fiestas de disfraces en las que los ganosos se distinguen de los apáticos. O tal vez ni siquiera depende de eso. Quizás quienes se disfrazan simplemente tratan de experimentar si el estar con un atuendo poco habitual cambia en algo la percepción de la velada. Lo cual es francamente improbable pues una vez que pasan los 20 minutos de intercambio de novedosos y estrafalarios sombreros y demás accesorios (que en situaciones normales NADIE se atrevería a ponerse), los disfraces resultan más un estorbo que otra cosa. Malas noticias: no es suficiente.

Intentaba hacer memoria hace un rato, y francamente no recuerdo muchas fiestas de disfraces a las que haya ido disfrazado. La última, hace un par de años, hizo que perdiera la fe en esas competencias de disfraces. Yo iba con un súper disfraz de Bam Bam , con garrote y toda la cosa, pero a todos se les hizo mejor un disfraz del imbécil de fox (i.e. traje, corbata, hebilla de papel y bigote postizo). Yo pensaba que se premiaba la originalidad del disfraz, no la capacidad de soportar la humillación del mismo. De haberlo sabido antes, hubiera buscado una sotana...

Fuera de esa mala experiencia, el esfuerzo se reducía a ponerme la máscara de Scream, que al principio era una novedad pero en años más recientes hasta en los semáforos las venden. Y por supuesto nunca duraba más que los primeros 10 minutos con esa cosa porque uno siempre cree que con llegar disfrazado es más que suficiente.

Por todo lo anterior, no puedo negarlo: soy uno de los apáticos. Y aclaro que no fui a ninguna fiesta temática. La verdad me dan más hueva que otra cosa. Salí al unipub (aquel lugar donde salí cuando estaba recién desempacado, en donde un ovni raptó a mis amigos), donde hubo algunas cosas rescatables como la cerveza gratis por un rato. Cosas no tan rescatables, como los adelantos de la amiga de una amiga, "ecantada" con la leyenda de mi playera ("An awkward morning beats a boring night"), ¿o debería decir con lo que había debajo de la playera más bien?
La verdad es que la música es menos que inspiradora. En cierto modo, sin embargo, sí estuvo ad hoc con la ocasión. Da miedo.

martes, 28 de octubre de 2008

El fin se acerca

Estoy MUY frustrado. Había terminado de escribir un post súper inspirado (ajá) y súbitamente se borró. Y no pienso volver a escribir lo mismo, y con eso de que últimamente la inspiración no llega pues estamos jodidos. Por el momento, me limitaré a contar que hoy, por fin, terminé mis deberes de este semestre. Ahora sólo me queda estudiar para un exámen la próxima semana. Sin embargo, no me siento tranquilo. Como si la nube de tensión y falsa calma que rodea la universidad se hubiera metido a través de mis pulmones. Una extraña sensación, sin duda. Y no sólo es la escuela. Los primeros síntomas de nostalgia se han hecho presentes en algunos de los desertores prematuros. ¿O será alivio por irse de vuelta a donde pertenecen? Yo prefiero no quejarme, pues todo esto me sirve como no se podrían imaginar. Una montaña rusa y nada menos, lo que ha sido esta experiencia. Aunque debo decir que no ha sido fácil: este Don Rosco está completamente loco...

domingo, 26 de octubre de 2008

¿Changos? You fucking wish...

405. El cuarto del terror. Es donde todas las fiestas empiezan, y donde algunas terminan.
Curiosamente, ahí vive una de mis amigas, Maëlle, la que menos aprovecha todo esto de las pedas. Como sea, ahí han pasado muchas cosas muy chistosas, desde las insinuaciones de Heli la suiza hermana de Felix (y no diré nada más) hasta las evidencias del otro roomie que quiere verse como Arnold y consume miles de calorías al día en licuados proteínicos. Lo malo es que es realmente feo y no veo cómo esas madres puedan servirle. Ahh y además se ve como Meat Loaf en Fight Club por aquello de las chichotas, realmente desagradable.
Sí, eso de las fiestas del fin de semana consisten más bien en un precopeo juzgado por el poder de convocatoria, en el cual las bolitas se confirman. Cada quien con sus conocidos, aun cuando haya intersección en algunos casos. Como siempre, supongo.
Lo chistoso es que unos hindús me retaron a jugar tenis, al parecer no les gustó que sacara donitas de su shisha pitera sabor a manzana, porque uno de esos gueyes se mostró dizque interesado en jugar contra mí. Claro que quiso que consiguiera su número a través de otra amiga gringa en común, a ver si me hacía el favor de ir a mostrar su derecha de marica. Pobre fanfarrón de 1.65m. Y encima de todo, otro me retó a jugar tenis de mesa, per le dio frío cuando le dije que yo jugaba. En fin, parece que a donde vaya, mucho ladrido y muy poca monta, se ve que les falta hombría. O tal vez a mí me sobra. Aunque ahora que lo pienso, mejor, porque seguramente no se había puesto desodorante y la neta qué pinche asco.
Podría seguir con esto pero la verdad no tengo demasiadas ganas. Los japoneses de mi equipo de Marketing se encargaron de obligarme a despertar temprano mañana. Es imposible delegar.
Por lo pronto, el baile del mono frenético es lo máximo. Todos lo quieren imitar, aunque se ve difícil si Pipen no está aquí. Se nota la envidia / lujuria de hombres / mujeres. Hoy también hubo Daft Punk.

domingo, 19 de octubre de 2008

Academy fight song

Hoy definitivamente no habrá quejas.
La única, probablemente, sería que me cancelaron el partido de tenis. Pero no es para tanto. De todos modos lo hubiera hecho pedazos. Sí, juegan tenis pero no son tan atascados como yo. Y aún sin antivibrador, mi derecha con topspin es letal; claro, estamos a nivel del mar y todo entra.
En cambio, había oferta de porterhouse steaks, lo que sea que signifique. Son unos filetes de unos 2 cm de grueso con un pequeño borde de grasa, simplemente ideales para la última novedad en mi mundo: las carnes asadas a la orilla de la alberca. Y no sólo eso; también había oferta de Coopers sprinkling ale, que es de las mejores cervezas que hay por acá. Claro que la oferta significa 11 dólares cada six, lo cual no es para nada una ganga, especialmente si uno lo traduce a pesos mexicanos. Pero no estoy dispuesto a juzgar esas cosas.
Hubo una fiesta, nada especial, pero sirvió de preámbulo para ir a un par de lugares chafones y luego a lo mejor a lo que he ido en este tiempo. It's called Academy, un viejo cine reacondicionado. La música no es nada espectacular (i.e. DJ Chachalaca probablemente se rehusaría a tocar en vivo) pero al menos es infinitamente superior al pop mierdero-noventero del resto de los lugares. Y además pusieron a Daft Punk por unos minutos, razón de sobra para estar más que feliz.
Un Don Rosco inspirado, acicalado con un pasador regalo de una buena amiga (y no se preocupen, no se ve gay, se ve muy cabrón), tuvo que regresar a casa por el pasaporte porque los putos estos no aceptaron la credencial del IFE. Pero hubo una gran venganza porque me encontré un billete de 50 AUD, lo cual me permitió tomarme un par de Coronas de 7 dlls. Y saben qué? Saben igual que siempre; la rebanada de limón simplemente las hace igual de chaquetas que siempre.
Luego de un rato, emigramos a Academy, que según Felix el suizo es el único antro-antro del pueblo. Y creo que tenía razón.
Al final sólo quedamos 3 hombres, y había cantidad de guerreras. En cierta forma tendría que sentirme arrepentido pues al parecer el pelo ondulado funciona como un imán para las australianas, y por alguna inexplicable razón no quise irme a casa con una que estuvo chingue y chingue. Supongo que son un poco más sutiles que las gringas pero de cualquier forma te hacen saber cómo esperan que culmine la noche.
Al final, la única carne que hubo fue la de MacDonalds.

Buy it, use it, break it, fix it,
Trash it, change it, mail - upgrade it,
Charge it, point it, zoom it, press it,
Snap it, work it, quick - erase it...

Whatever...

jueves, 16 de octubre de 2008

No need to fake it

Ayer fue un día cagado, aunque la premisa no fuera demasiado atractiva.

Amaneció muy nublado, de esas veces en que mira uno por la ventana y ni ganas de salir. Bueno, eso de que amaneció es más un eufemismo porque la neta eran como las 10.30 de la mañana cuando abrí los ojos. Pero supongo que eso no supone mayor diferencia. La cuestión es que me bañé, desayuné, y justo cuando me disponía a salir hacia la universidad para hacer mis deberes, empezó a llover. Curioso, cuando uno hace todo lo posible para no procrastinar, la naturaleza nos sale con cada pendejada...

Clima caprichoso, después de la lluvia bastante tupida que cayó por unos 20 minutos salió el sol, para volverse a nublar minutos después. Nada de ollas llenas de oro por el momento.

Después de unas horas ñoñas, vi a mis amigos por primera vez desde su viaje por la costa de Queensland. Confirmaron su interés por una recomendación que les hice días atrás (vía facebook, ni más ni menos), sobre lo que prometía ser una excelente película.

Fast forward a un sandwich de atún con queso derretido, humillación a Simón el bocón en Wii, me encontré con mis cuates afuera de Chicken Gourmet, un lugar cerca de la universidad que vende además de pollo ensaladas y pizzas, y que no me inspira confianza en lo absoluto, pues ya comí ahí un par de veces y al igual que KFC, me arrepiento con la primera (y asquerosamente grasosa) mordida. Y si a eso le sumamos el hecho de que el propio Simon me dijo que se le hace inaceptable comer ahí a menos que sean las 3 am, la cosa se pone realmente seria. Tal vez muchos no lo sepan pero Simon come sándwiches de queso con cátsup, o si está realmente inspirado, tocino con cátsup. Y si él le dice que no al CG, creo que le tengo que hacer caso.

Llegamos un poco tarde a la función, aunque no nos perdimos de nada importante. Al parecer mi mindset era el adecuado porque ni siquiera me había sentado, y ya me estaba cagando de risa.

¿La película? Harold and Kumar escape from Guantanamo Bay.



No ofreceré una reseña de ló que pasó en los siguientes cien minutos pero baste con decir que si se consideran simples y no la han visto no sé en qué están pensando. Yo me la pasé de pelos.

Los demás sí rieron, pero al final como que les daba penita aceptarlo. Y es que la película es políticamente MUY incorrecta y si uno no trae una mente abierta puede resultar incómodo, supongo. Yo no sabría decir porque justo esas escenas over the top fueron las que más me hicieron reír. Como sea, si no se la pasaron tan bien como yo es muy su pedo.

Ya en el camino de regreso Stefan venía diciendo que después de su viaje ya no se sentía como un extraño de vuelta en Canberra, que después de todo ya se sentía más acostumbrado a la vida pueblerina de acá. Y que ahora no veía tan malo tener paz y tranquilidad y descanso.

Hoy me habló el cabrón, para preguntarme qué iba a hacer en la tarde. Le prometí que mañana armaremos algo, una cena y chelas de jodido. Para combatir la asfixiante monotonía del hedonismo estudiantil.

Poco le duró el gusto: bienvenido de vuelta.

lunes, 13 de octubre de 2008

Señales





Pobres imágenes. Siempre las incluímos para reforzar las palabras, nunca como protagonistas de nada. A menos que seamos ilustradores de cuentos infantiles lo cual evidentemente no es el caso. Pues dispuesto a remediar esta situación, hoy he decidido que la imagen sea quien dicta las reglas por esta ocasión.

El protagonista de esta historia es nada más y nada menos que el conejito con tendencias suicidas, que aparece en un librillo llamado apropiadamente, The Bunnie suicides. De esos que uno quiere leer en el estado más simple posible, y que un servidor gusta dejar como atención en el baño (si la ingesta de fibra no es adecuada una carcajada siempre ayuda).

Y qué curiosidad, en cuanto googleé las palabras mágicas apareció la imagen de arriba que casualmente viene muy ad hoc con el post de hace una semana de mis experiencias en el gimnasio. Hasta pensé en ponerla ahí pero eso representaría violar mi principio de no intervención así que tendrán que hacer la relación mental. Ahhh y resulta que es justamente el dibujo que me convenció de comprar el libro. Recuerdo haber reído como loco la primera vez que lo vi, en uno de esos momentos de simpleza en los que me encuentro tan a menudo.


La vida está llena de señales. Pero yo sólo les hago caso a las que me hacen reír.


domingo, 12 de octubre de 2008

Fahrenheit 70.0

Se supone que este post estaría contenido en el anterior, pero creo que se hubiera hecho demasiado largo. Y sé que a muchos no les gusta leer gran cosa así que los separé.

Lo cual me lleva a hablar de lo que inicialmente quería decir.

Cuando terminé de hojear el libro, noté que la última vez que alguien lo rentó fue 6 años atrás, en 2002. Antes de eso tendría unos 6 sellos que iban hacia atrás hasta 1999. Me llamó la atención, así que me apresuré a encontrar uno de Edgar Allan Poe: sin sellos.

Trivial, dirán algunos, pero eso me llevó a pensar en cuál será el destino de los libros en el futuro no muy lejano. La historia de Ray Bradbury finalmente se quedó muy corta, pues los gobiernos ni siquiera tendrán que usar a los bomberos para quemarlos, simplemente se harán polvo antes de que eso pase. No es que la gente se quiera aferrar a sus amados libros (y si lo estaban pensando, lo siento: el tvnotas NO ES UN LIBRO).


Lo cual me llevó a otra reflexión: ¿cómo puede uno enterarse de un libro que acaba de publicarse? No lo sé, el libro que cambia nuestra vida podría estar por ahí, y nosotros ni enterados. Si no nos lo ponen en la cara en la librería (si es que ponemos pie en alguna siquiera), o el autor es famoso o de jodido conocido, simplemente no veo la forma.

Haciendo una analogía con el mundo de la música, qué pinche miedo. No me extraña entonces que carlos cuauhtémoc sánchez y gaby vargas sean los más leídos en México.
Y no hay escapatoria, pues quienes no leen nada usan ese tiempo para ver telenovelas u otros programas para sirvienta. O peor aún, escriben en blogs.
Después de todo, eso de la reconstrucción de la sociedad no suena tan mal...
¿A dónde te fuiste, Goliah?

sábado, 11 de octubre de 2008

Yours for the reconstruction of society, Goliah


Ahora los puntos empiezan a conectarse. Sí, ahora recuerdo. Ustedes disculparán la cantidad de tonterías y trivialidades que me veo en la necesidad de escribir, pero todo sea con el noble afán de exponer el contexto de una pequeña idea que me vino a la mente hace rato. Es que los sábados son días especialmente propicios para la meditación y la vigorexia, y hoy el clima como ya se vuelve costumbre estuvo simplemente perfecto.

En fin, he de comenzar diciendo que últimamente he recordado bastante aquel distante tiempo de estudiante universitario. Y no sé por qué, en particular recuerdo con agrado una época, creo que por ahí del 2000, en la cual solía frecuentar mucho la biblioteca del tec. Aunque los edificios son bastante feos, la biblioteca por dentro siempre me ha gustado, es de esos lugares que dan una indescriptble sensación de tranquilidad y amplitud.

Pues fue justo ahí donde leí un libro que me gustó, de historias cortas de Jack London. En especial una titulada Goliah (1910), que trataba sobre el ahora gastado tema del idealista (o sea malvado) que, a través de cartas al periódico, plantea la necesidad de reconstruir la sociedad, obviamente siendo él el mandamás, so pena de destruir ciudades enteras con la ayuda de armas potentísimas. Nada especial, pero el tipo firmaba las cartas con el pseudónimo que da título a la historia y eso me parecía que le daba un aire de misterio muy interesante...

Por otro lado, en la tele pasaron un episodio de una serie llamada Criminal Minds que trató de exactamente lo mismo (bueno, ustedes entenderán, porque apuesto a que los guionistas no son precisamente Mr. London). Sí, un cliché en nuestros días. Y luego me preguntan por qué no me gustó V for Vendetta, ¿será el guión súper original acaso? Whatever...
El martes de la semana pasada, caminando por el muelle de Sydney, una gran placa sobre el piso llamó mi atención. Y no es que sea morboso ni chismoso, pero fue algo raro porque de todos yo fui el único que se detuvo un instante para leerla. La placa era (¿quién lo hubiera imaginado?) sobre Jack London:

Todo un personaje el señor...

Ahhh, pues resulta que hoy decidí darme una vuelta por las novelas en la biblioteca, a ver si algo llamaba mi atención, pues al parecer mi humor no estaba para películas. Pensé en un título harto famoso en la literatura anglosajona, para averiguar su ubicación, y lo primero que me vino a la mente fue Of mice and men, de John Steinbeck. Quizás algo para rednecks, pero algo tendrá para ser considerada un clásico. Como sea, -me dije- si encuentro algo interesante en el camino, perfecto.

A qué no adivinan el libro de qué autor llamó mi atención antes de llegar a la S...

Y he de decir que todo esto fue completamente inesperado, pero en cuanto volteé a ver aquel libro rojo y vi que era de historias cortas de Jack London (!) no pude evitar esbozar una sonrisa... Lo más curioso del caso es que este libro no contenía Goliah, pero me hizo recordar el título.

Fue justo en ese momento cuando todo lo acontecido en las últimas 2 semanas cobró sentido, casi instantáneamente. Una sensación extraña pero sumamente gratificante.

¿Por qué será que nunca he escrito un guión para una película? Ahh claro, porque sólo a mí me gustaría...

Por cierto, pueden leer Goliah aquí.... Es más interesante de lo que podrían pensar. Y pensar que fue escrita hace 100 años...

martes, 7 de octubre de 2008

Cut here. Paste there

Estaba pensando en aquella película de Adam Sandler, Click. Eso del control remoto jajaja sería definitivamente el mejor invento en la historia del universo. Aunque tal vez nos volvería unos huevones irresponsables, ahhh a veces sería demasiado útil. Yo creo que pagaría mucho dinero por poner mis garras en uno de esos controles ahora mismo. Fast forward a dentro de 4 semanas para dejar de tener los pendientes de la escuela. O unos meses más y encontrarme comiendo tacos de cecina en Tlayacapan. O retroceder unas 5 semanas y seguir teniendo 26 y evitar la llegada del cumpleaños 27 y todo lo que trajo consigo.

Pensándolo 2 veces, sería demasiado fácil. Y las vacaciones y las cosas chingonas serían ridícuamente insípidas, si no fuéramos conscientes de la chinga que hay que sobrellevar para llegar a ellas.

Finalmente, eso de hacerse viejo no es tan malo después de todo. Pase lo que pase, las experiencias sirven de algo. ¿O no?

Para despedirme, una manta presente en el Museum Of Contemporary Art de Sydney. Algo chafón pero esta cosa me gustó. Y no había nadie para evitar que tomara la foto...




¿Qué significa eso? ¿Que no sufrimos 2 veces por la misma causa? ¿Será cierto?

Un último favor: fast forward al 3'33 de la canción 8 del Head on the Door...

sábado, 4 de octubre de 2008

Goin' global

Last night, as I was falling asleep, some strange ideas crossed my mind, the kind that, like the ones you have when you're about to wake up, you can't really tell if they're dreams or actual thoughts.

One of those ideas was about me having to write, again, something in English (the first and only time was like 5 months ago...). Now, for me that shouldn't be much of a challenge since supposedly I am capable of doing so. But, as always, there´s something else. And that something is that, well, I have no idea how to get the job done. Somehow I have to make my tongue-in-cheek style (so well known in Spanish) appealing for a global audience. And that's exactly what worries me...

Anyway, I have to start with today's experience, and a very unpleasant feeling I had the moment I went into the ANU gym. The feeling? Well, it looks that such a place is filled with faggots. That's right, I couldn't help but noticing that most guys in there are pretty much in love with themselves, or are in the lookout for someone as image-self-conscious as themselves. It' not that you can't stare at your image in the mirror, it's just that when you feel someone ELSE is staring at you or smiling for a second too long, I start to feak out.

Also I have noticed that very few people go by themselves; there's always the need of going with as many friends as possible, otherwise it'd be simply unacceptable to step in that horrible place. Of course, once you're there with your mates, you're more than allowed to moan (as loudly as possible) so that everyone else notices how much weight you're benchpressing and how short your pants are... simply disgusting. Not to mention the hordes of dark skin guys (I don't fucking care where they are from) that apparently enjoy smelling their own stench, or they simply don't notice or don't care. If they want to smell like fucking rotten onions I don't give a damn, but if they are going to a public space they should show some consideration for those who DO shower once in a while... but of course you see them bragging about their muscles. I just wonder what's the kind of girl that'd go near them smelling like that... maybe a female pig with really low self esteem.

Yeah, you might think that I'm very intolerant but that's not the case. I think it's just a matter of common sense, really

In the meantime, I'll just have to go at more unconventional hours. And of course, avoid my beloved thight shorts and tank-tops... so sad.

jueves, 2 de octubre de 2008

(not) My generation

Por una parte ya me quiero ir a mi casita a descansar. Pero por otra, me he dado cuenta de que mis posts más entretenidos (por no decir los escasos que pasan el corte) salen siempre que escribo en lugares públicos, específicamente en la biblioteca de la ANU. No lo sé, supongo que es una especie de voyeurismo que estimula otras partes del cerebro, eso de ver gente por todos lados peleándose con las frustrantemente lentas y jodidas computadoras para uso público creo que me resulta altamente gratificante, escribiendo en mi posh laptop de vanguardia. (Por cierto, casualmente hace rato me enteré de que esta universidad posee la supercomputadora más atascada del hemisferio meridional, pero desgraciadamente ese derroche de dinero y tecnología no se ha permeado a los jodidos estudiantes como yo.)

Bueno, como sea no sé en qué estaba pensando cuando comencé a escribir (el párrafo anterior fue escrito hace unos 20 minutos antes de empezar a divagar), pero sé lo que pienso ahora: crisis mundial, mi presentación de mañana, mis aventuras por Sydney... muchas ideas muy vagas, poco material para trabajar. Supongo que mis ganas de irme de aquí son mayores a la inspiración que me brinda la locación, que por cierto ya no es mucha porque ya son casi las 10 pm y estar aquí es más bien depresivo. Así que me limitaré a mostrar una foto, sólo para que conozcan a mis amigos de por acá:



De izquierda a derecha:

Stefan, el alemán, a veces es extraño pero él no tiene la culpa. Simplemente actúa como alemán, supongo. Pero es muy cagado y es un tipazo. Y es él con quien puedo echar carrilla y hablar de viejas. Y tomar chelas en cantidad. Se va en 2 meses...

Hyunji, la coreana, tiene un vocabulario limitado, y sus frases favoritas son "you're mean" y "I hate you", aunque las usa indiscriminadamente y evidentemente la mayoría de las veces no tiene motivo alguno para quejarse. Pero me hace cosquillas en el brazo y en los pies así que me aguanto. Ahh y se encarga de subirme la autoestima cada vez que me recuerda lo sexy que soy...

Marie Cecile, o Maïa de cariño, francesa, supongo que debe ser descrita como "un alma libre", de esas personas que emanan luz (y algunas cosas más), por lo que sé toca el arpa y ha de tener algunos 10 galanes haciendo fila. Coqueta la señorita...


Powell, de origen complicado aunque su país de nacimiento es Suiza, originario de Burma, es el más "australiano" de la banda, y el que nos hace el paro la gran mayoría de las veces. Cocina de poca madre y es el autor de varias de las mejores comidas que he tenido desde que crucé el ecuador. Es el elemento cohesivo del grupo, el que organiza todo y el que entiende mis estúpidos chistes rednecks...

Maëlle, francesa aussi, es algo complicada de describir. Algunos podrían decir que es simplemente rara y antisocial, porque a veces lo es en extremo, pero yo creo que hay algo más. Le falta experimentar cosas y madurar un poco supongo. Tiene buenos gustos musicales y le gustan mis recomendaciones así que puntúa alto en mi escala. A veces pienso que me tiene miedo, especialmente en mis días de cabellos locos, supongo...

Finalmente estoy yo, el sabio del grupo. El que se rehúsa a posar en las fotos. El único que viene de un país subdesarrollado. El que se preocupa por llevar buena música y cantar en las calles. El que se tuvo que regresar a Canberra por no tener el receso de 2 semanas.



Pues cómo ven, ahora conocen a mis amigos más cercanos. En pocas palabras, son ellos quienes me ayudan a mantener la cordura y a no adoptar un mutismo total en las horas afuera de los salones de clase. Quienes hacen sonar de vez en cuando mi celular para avisarme que no tengo que comer espagueti de nuevo...

Gracias amigos!

Ya era hora

Es bastante obvio, pero la verdad es que, como a una actriz en el otoño de su carrera, a este blog ya le hacía bastante fata un pequeño facelift, como el inmejorable pretexto para introducir el color de la temporada: el verde.

Y no es que este sea un lugar decadente, más bien todo lo contrario. Exhuberante como nunca, irradia vitalidad y rayos cósmicos.







Sólo diré una cosa más: no se preocupen, a este blog no lo verán nunca jamás actuando en una telenovela ni ningún otro programa para oligofrénicos.

lunes, 29 de septiembre de 2008

El camino a la perdición

...está más cerca de nosotros de lo que estaríamos dispuestos a aceptar.

Yo en lo personal, no me pude resistir más, y por unos instantes, me convertí en el consumidor perfecto, innegable víctima impulsiva de lo que se les ocurre poner en la fila de las cajas en el súper. Sí, lo estaba posponiendo indefinidamente, pero finalmente pasó:




Por supuesto, las de mango no las venden en paquetes de 4 así que me resultaría más costoso hacerme adicto a ellas. Aunque a decir verdad, aunque sí me gustaron, no se ve por dónde le puedan quitar la corona a las de naranja.

Cambiando radicalmente de tema, mañana vuelvo a Sydney, ahora sin el lastre de las maletas gigantes, lo cual es motivo suficiente para augurar buenas cosas. Ya veremos cómo se pone, por lo pronto nos prometieron una vista espectacular de la ciudad, esperemos que lo cumplan. Y si lo hacen, esperemos que yo cumpla mostrando las tan prometidas y tan escasas fotos. Veremos...

Es raro, quisiera seguir escribiendo, tengo tantas cosas en la cabeza. Pero la inspiración simplemente no llega. Qué más quisiera yo que dejar un cuantioso legado, capaz de compensar mi prolongada ausencia, pero no será hoy el día.

These rivers of suggestion are driving me away.
I'm sorry.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Mutatis mutandis?

En verdad no lo sé.

Es difícil decirlo, aunque creo que el tiempo siempre se encarga de encajar las cosas un poco mejor.

La llegada de la primavera lo hace todo bastante más ameno, pues eso del doble suéter y el gorrito ya estaba comenzando a hartarme (por no mencionar que arruinaba mi peinado jaja).Volver al gimnasio también ha sido de mucha ayuda, supongo que eso de las endorfinas es ya una adicción aún mayor a la que tengo con las tic tac de naranja. Sigo sin probar las de mango.

La escuela mhhh ya estoy sintiendo el rigor, malditos trabajos en equipo consumen demasiado tiempo y paciencia. Hoy justamente tuve una reunión a las 10 de la madrugada, pero he de decir que el esfuerzo ha valido la pena pues el día está simplemente espectacular. Hasta traje la cámara pero la tarjeta de memoria decidió quedarse en casa, se sentía indispuesta.

Ahora una rápida escala, escribir un poco antes de regresar a casa a comer algo, para volver de nuevo a la universidad a correr otros 4.5 km, posiblemente 5. Bañarme, verme un rato en el espejo, volver a comer, comenzar mi tarea de marketing, organizar mi vida un poco. Mantenerme ocupado. Convencerme de que no todo es tan malo como quería hacerlo parecer, y que no estoy solo: mi ego me acompaña.

Estoy en un período de prueba, en todos los sentidos, y no me había percatado. Así es como debe ser. Nada puede ser eternamente perfecto y placentero, y por supuesto canguro y garnachas no pueden ser usadas en la misma oración, a pesar de que acabo de hacerlo.

Mutatis mutandis, aquí sigo. Y más poderoso que nunca. Y Tom Petty está de mi lado. Me lo dijo al oído hace rato.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Flores

Qué horror. Esto ya parece más un diario de quinceañera que otra cosa. Pero no se apuren, pues como en un programa de televisión, omitiré los detalles aburridos y que sé que nadie quiere conocer (como la escuela) y me limitaré a mi acostumbrado parloteo de cuestionable calidad.

He de empezar contando que antes de venir a esta tierra olvidada por los dioses (de la diversión) llamada Canberra, me encontré con un dato un tanto curioso: resulta que en Australia, esta ciudad es supuestamente famosa por sus jardines y sus flores, algo así como la Vancouver del hemisferio meridional. Y digo eso por que ahora que lo pienso no sé de ningún lugar que sea famoso por sus flores que no se llame Xochimilco.
Como sea, hace una semana comenzó el inmensamente publicitado evento que hace a todos los canberranos (nativos y adoptivos como un servidor) orgullosos de esta noble tierra: Floriade.
Se podrán imaginar perfectamente que no soy precisamente el gran amante de las flores, pero tampoco es que haya demasiadas cosas que hacer por acá, así que aceptando una invitación un tanto fortuita (a través de facebook nada menos), me dispuse a averiguar la razón de tanto alboroto.




¡Claro! En las fotos todo se ve espectacular...

Llegamos, entrada libre -mhhh todo pinta bien. Un día soleado, despejado, de esos que da gusto estar afuera. Y sí, todo estaba lleno de tulipanes, y se veía bien (claro, no tan bien como en las fotos promocionales), pero a los 10 minutos uno se da cuenta de que son sólo eso...flores. Y como desgraciadamente no llevé a mis hijos la diversión en familia no apareció...




El chiste nos duró algo así como hora y media. Suficientes flores como para sobrevivir un año más sin ver ni una más.

Ahhhh pero aún había una sorpresa esperándome:


Ven y dime cómo es que floreces...

jueves, 18 de septiembre de 2008

27=3x3x3=3^3=33-(3+3)

Me siento bastante aliviado. Estos últimos días han causado estragos en mi paz mental, y todo por la acostumbrada desidia. Pero ya todo eso quedó en el pasado, mis deberes han sido cumplidos y soy de nuevo una persona normal (según yo).

Sí, ahora sí no hay ni para dónde hacerse, finalmente el cumpleaños real. Y antes de eso, el más triste 16 de septiembre que recuerde: encerrado en mi cuarto, haciendo el mencionado trabajo. Ni tiempo para una chela o siquiera un tequila. Supongo que el que me tomé el viernes pasado fue efectivamente el festejo adelantado.

Por lo demás, todo igual que siempre. Súbitamente me di cuenta de que llevo aquí exactamente 2 meses, aunque parecen en realidad como 3 semanas. Lo peor de todo es que no sé si eso es algo muy bueno o muy malo. Y bueno, la verdad es que no podía quedarme cruzado de brazos habiendo tantos motivos para festejarme ¿o sí? Como evidentemente era una pregunta retórica, yo mismo me la contesto: resulta que mi cumpleaños de a de veras conincidió con el de una aerolínea de por acá (¿Tailandia?) llamada Tiger Airways, y qué mejor manera de festejar que vendiendo boletos de avión a 20 dólares australianos. Para no hacer el cuento largo, me voy a Tasmania en un par de meses, y de ahí a Melbourne y de ahí hasta donde se acaba el continente, Perth y sus alrededores. Ahí donde no se les entiende un carajo...

Sí, falta mucho tiempo, pero ya me estoy frotando las manos.


PS: como verán, ya encontré la forma de pasar las fotos a la laptop. Ahora sólo me falta empezar a tomarlas...

lunes, 15 de septiembre de 2008

2 times and you lose

Hoy fue uno de esos días que empiezan muy mal y acaban bastante mejor. Lo que parecía ser un depresivo día de lluvia y frío, se compuso bastante hacia la hora en que me disponía a salir hacia la universidad. Mucho viento, cabello que sería la envidia de Krusty y charcos en las banquetas como silenciosos vestigios de la tormenta ocurrida la noche anterior.
Lo que pasó después no me encantó, pues se trató de comprar el libro más caro de mi vida, por la bicoca de 133 dólares australianos. Bueno, pues ya ni para qué quejarse. Planes frustrados para ir a jugar tenis, pero a cambio de eso subí al nivel 4 de la biblioteca (que hasta ese momento sabía que existía pero ignoraba su contenido) y la sorpresa no pudo ser mejor: hay hartas películas, y todas gratis por supuesto. No pude evitar escurrir un poco de baba al ver que tienen un extenso surtido de Criterion Collection (que para los no-iniciados son de las pelis más caras, alrededor de 25-35 usd cada una), así como un numeroso catálogo de películas de todo el mundo.
No había mucho tiempo para decidir, pero me encontré por ahí a una vieja conocida: Las invasiones bárbaras, de Denys Arcand. No quisiera arruinar la sorpresa para quienes no la han visto, pero he de decir que es realmente excelente, con algunos de los diálogos más inteligentes que he visto en el cine norteamericano (monsieur Arcand es quebequeño). Si ya la vieron y les gustó, recomiendo también The decline of the American empire, que aunque no es muy conocida, digamos que sirve como la precuela de esta historia sobre la vida, la muerte, la amistad y el amor (como cualquier otra película, pensarán algunos).
Si se me permite un pequeño spoiler, y cómo chingados no, digamos que se retrata la muerte perfecta, si es que existe tal cosa.
Afortunada o desafortunadamente, me he vuelto un poco más llorón que lo que exigen los cánones, así que no tengo problema en aceptar que se me llenaron los ojos de lágrimas en un punto de la película. Y es que la película es tan buena que hace pensar muchas cosas, y darse cuenta de que no vale la pena vivir enojado, o preocupado, o temeroso, o infeliz. Irónico, cómo hablando de la muerte se puede festejar la vida, y poner todo bajo una perspectiva que a veces se nos olvida.
Sí, la vida es muy corta, y a diferencia de las estaciones, nunca nos regresa al mismo lugar donde ya estuvimos. Después de nuestro invierno no hay otra primavera.
A menos que creamos en la reencarnación, lo cual no es mi caso.
Por eso, digo yo, disfrutemos cada momento. Nunca sabemos cuándo nos tocará. No hay peor sensación en esta vida que el remordimiento.
Mientras tanto, los sueños locos continúan. Pero seguro que ya tuvieron suficiente de mi nonsense. Yo no puedo evitar soltar una gran carcajada cada vez que leo lo que escribí aquel día...

sábado, 13 de septiembre de 2008

Roköss' night out

Los clichés existen por alguna razón, y creo que esa razón es que nosotros mismos nos encargamos de reforzarlos. Semejantes estereotipos, sin embargo, suelen ser desgraciadamente bastante certeros, si es que uno acepta rebajarse al nivel del promedio.
Como sea, hace unas horas inexplicablemente cambié lo que aparentaba ser una noche bastante apacible por algo más social, o sea lo que se esperaría un viernes en la noche (máxime ahora que tengo clases los viernes y el fin de semana efectivemente me sabe a eso...). ¿La actividad? Resulta que había una exhibición de capoeira en un lugar llamdo Monkey Bar, donde casualmente era algo así como salsa-&-rhytms-of-the-world-night. Como recordarán, con anterioridad me había quejado amargamente del desafortunado gusto musical mostrado por los programadores de los "antros" canberranos, así que pensé que esta sería al menos una oportunidad de probar algo diferente.
Desde la llegada, sin embargo, los malos augurios pasaron lista: había cover de $10 (lo cual en promedio te permite comprar 2 chelas en un bar o 6 en la licorería). Ya estábamos ahí, así que qué chingados -pensamos- Monkey Bar, no puede haber otra cosa más que cosas súper chingonas con ese gran nombre-me autorreafirmé-.
Llegamos, y a los 15 minutos, por supuesto, el mexicano debe hacer latente su alto grado de mexicanismo, más concretamente, latinismo, lo que implica ser un as de las pistas de baile, e inevitablemente dominar a la perfección salsa, merengue, cumbia, bachata y cualquier otro género similar aunque nadie lo conozca por estos rumbos.
Ok, hice mi esfuerzo, más que razonable. No soy un virtuoso pero tampoco tengo dos pies izquierdos. Y en eso nunca falta el ruquillo o el singapureño que han tomado clases por años y años y te pone en total evidencia.
Y justo cuando pensaba que no podía ser peor, se demuestra lo contrario: así es, ni yendo tan lejos uno puede estar a salvo del reggaetón. Ni de las canciones que uno evita a toda costa si no se es acéfalo. En fin, uno se da cuenta de lo tristes que pueden llegar a ser esos chingados clichés. Así como lo que muchos conocen como comida mexicana es el chilli con carne y las chicken fajitas, lo que se considera música latina es la peor mierda del espectro musical de todo el continente. Damned you Shakira.

Ahh y claro, sensible por la cercanía del 16 de septiembre, que súbitamente adquiere un especial significado por estar lejos , ante la sugerencia de Stefan el alemán, cómo chingados no, el caballito de tequila.
No hará falta entrar en detalles pues era realmente obvio. 7 dólares por el peor tequila del universo (sí, así es, el sierra que ni merece la mayúscula, el del sombrerito rojo). Y la rebanadita de lima que ni al caso.
Tan bueno fue el resto de la fiesta latina que acabamos a varios kilómetros de distancia, sentados en una banca a la orilla del lago.
Lo malo fue que desperté unas horas después, a unos metros de donde estuvimos. Me habían dejado ahí dormido.
Estaba apoyado en un gran cactus, cobijado por un zarape.
Un gran sombrero cubría mi cabeza.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Sueños y lágrimas (y muchos aplausos)

Soñar es de esas cosas deliciosas que no cuestan un centavo y nos alejan (a veces) de las tensiones y las preocupaciones diarias. Yo personalmente he estado un poco obsesionado con ese tema, y el papel que juega el inconsciente en la generación de lo sueños. ¿Soñamos a color o se lo ponemos en el instante en el que despertamos? ¿Realmente pueden ser interpretados con tanta certeza? Y así podría seguir hasta desgastar la tecla de los signos de interrogación. Pero como no se trata de eso, simplemente me limito a verlo todo desde una perspectiva humilde, subjetiva y sin mayores pretensiones ni choros pseudo-científicos.
Agradezco a veces que los sueños no tengan nada que ver con las experiencias del día: si así fuera llevaría varias noches soñando siendo aplastado por Donkey Kong y unos cuantos millones de playstations y wiis y muchas otras cosas horribles (que por cierto tienen que ver parcialmente con la escuela, no es que sea un vicioso que juega 4 horas diarias). Lo que soñé simplemente fue algo muy cagado, con la ventaja de que en cuanto despiertas lo recuerdas todo a la perfección. Evidentemente no todo tiene mucho sentido así que muchos de los detalles duran sólo unos minutos, lo que hubiera sido el destino del sueño en su totalidad de no haber sido por su extraordinario contenido de cosas absurdas. Es realmente algo muy estúpido pero ad hoc con este blog que sirve como purgatiorio de toda la basura que por momentos satura mi cabeza y no me permite enfocarme en mi principal tarea...
Pues resulta que estaba acostado en una especie de diván, y si mal no recuerdo era de esos cuyos descansabrazos tienen una forma como de capitel jónico, de piel de cerdo muy obscura. Un diván más bien mamón, para terminar pronto. Por alguna extraña razón que no logro entender, súbitamente me quitaba los tenis y los calcetines, dejando al descubierto mis hermosos pies (y que conste que no lo digo yo, me lo han dicho en repetidas ocasiones neta jajaja). Total que empezaba a mover los dedos de los pies con una gracia y una coordinación tal que en muy poco tiempo tenía una numerosa audiencia, compuesta mayoritariamente por niños de alrededor de 6-12 años, todos boquiabiertos y embelezados con la sensibilidad de mi interpretación. En muy poco tiempo, me encontraba en una corte ante el mismísimo rey y su familia, a quienes hacía lloraban incontrolablemente a placer, con el simple movimiento del penúltimo dedo (el segundo más chico), que por alguna razón hacía recordar un oso bailando.
En ese momento de gloria recuperé parcialmente la conciencia, en uno de esos momentos en donde se puede volver a soñar casi instantáneamente, invocando el sueño anterior e incluso encausándolo a discreción. En ese punto, decidí abandonar la corte: ya estaba harto de tanta lambizconería y fetichismo.
Sonó por fin el despertador. Miré dentro de mi capullo de cobijas.
Nunca había visto pies más hermosos.

...o menos bailadores.

lunes, 8 de septiembre de 2008

El mejor acertijo del mundo

Y no me alegro en absoluto de haberlo descubierto. Más bien me siento completamente humillado y como un verdadero imbécil.

Ahí les va: me siento de la chingada, como pocas o ninguna vez en mi vida, por algo que no sé si pasó ni cómo pasó ni por qué pasó, si es que pasó. Y si logro dar con la respuesta, eso me convertiría en el mayor pendejo en la historia de la humanidad. Y si no doy, tampoco mejoraría demasiado...

¿Cómo les quedó el ojo?




Ni a Paul Sloane se le hubiera ocurrido algo así.

¿Será que todo esto es una pesadilla?

jueves, 4 de septiembre de 2008

Jos ei viina, terva tai sauna auta, tauti on kuolemaksi

Son casi las 3 de la tarde. Sigo en pijama. Me siento realmente mal, con la garganta prácticamente cerrada y pretty much afónico. Pero ahhh ya me andaba no?
Lo que comenzó como un festejo retrasado por mi cumpleaños, terminó como una mezcla de demasiadas cosas, desde un concierto de Queen hasta la quasi-extinción de nuestra semanal caja de cervezas.
Motivos para festejar? Claro que los había, al menos para mí. Ayer fue el último día de clases del primer período en la maestría. Salvo un insignificante trabajo de 5000 palabras (como 20 páginas), puedo decir que ya terminé las primeras 2 materias (de las 8 en total). Los motivos de Simon los ignoro, aunque supongo que debe estar festejando 1 mes desde que me mudé con él.
Sobra decir que perdí como nunca en Wii, y hoy perdí mucho más pues tenía la firme intención de ir a inscribirme al gym de la ANU. Tendré que consolarme con pasar horas y horas en el sauna del primer piso. He estado investigando (o wikipediando jajaja) y al parecer hay bastantes ventajas en usarlo, y de cualquier forma no pierdo nada intentando. Mi garganta simplemente no puede estar peor... con decir que tuve que ir por un jugo de naranja y tuve que calentarlo un poco en el microondas. Guácala, pero es el precio.
Sir Rosco está enfermito.

martes, 2 de septiembre de 2008

Un año más...

Sí, aunque tengo la ventaja de tener un par de semanas para asimilar el cambio de dígito (por aquello de mis 2 fechas de nacimiento...), y ahora incluso 15 horas adicionales.
Es la ventaja de que el cumpleaños caiga en fin de semana, y de no tener clases más que 2 días por semana: te da tiempo de pensar y reflexionar. Y el cumpleaños siempre es un buen momento, sí, a veces nostálgico pero positivamente introspectivo. Yo pensé en todo lo que pasó en este año, empezando por el mismísimo día en que cumplí oficialmente 26. Recuerdo muy bien ese día porque trabajé hasta tarde y alguien descubrió que era mi cumpleaños, cuando yo lo evitaba a toda costa. En fin, de ahí en adelante ha habido de todo: sorpresas agradables y desagradables, drama, un guión digno de 4 telenovelas simultáneas, vigorexia, frustación, mucha alegría, música, rencuentros, descubrimientos, bastantes viajes y bueno, hasta un poco de locura. Haciendo el inevitable balance, creo que ha sido uno de los mejores años de mi vida, si no el que más. Un año que me enseñó muchas lecciones invaluables, y que en unas ocasiones a base de lágrimas y en otras carcajadas, me enseñó las cosas maravillosas que hay en todas partes; lo bueno se aprecia conociendo lo malo. Y aquellas 3 palabras nunca fueron más ciertas: todo es relativo.
Ayer inició otro conteo, con un reto muy claro: superar con creces lo vivido el año anterior, y terminar mejor que como empecé. Sé que será difícil, pero confío en que se puede. Por lo pronto, les puedo decir que mi cumpleaños de acá no lo olvidaré nunca.
PS: Muchas gracias a todos quienes implícita o explícitamente, de una forma u otra,me hicieron llegar sus felicitaciones, en verdad lo agradezco. Hoy hay oferta: besos y abrazos para todos (ojo: no se atasquen, cada quién sabe cuánto le corresponde...)
Hoy, mañana y siempre será un orgullo seguir siendo quien soy. Con todas sus implicaciones.

viernes, 29 de agosto de 2008

My kingdom for a song

Sentí una imperiosa necesidad de dejar constancia de este día y el momento que tuve hace una media hora, una agradablísima confirmación. Ganas de quejarme, ganas de agradecer, ganas de llorar incluso.

Creo que todo fue producto mayoritariamente de la suerte, el azar o como quieran llamarle, el caso es que las circunstancias/constelaciones/señales divinas quisieron que pasara como pasó (bueno, no podría haber sido de otra forma o sí?). En resumen, ¿qué pasó? Pues que escuché una canción que me puso la piel de gallina. Uno de esos rarísimos momentos de epifanía, que te ponen súbitamente emocional, y no entiendes bien por qué. Ya me había pasado (no demasiadas veces) con música, pero creo que nunca con la primera oída, siempre relacionando el estímulo auditivo con alguna experiencia adicional. Así que me dio mucho gusto. Y algo de miedo, la verdad. Una mezcla de sensaciones un tanto indescriptible pero extremadamente placentera. Si pudiéramos hacer que nuestro cerebro probara mis chicharrones ahogados en limón, salsa valentina, tajín y salsa chamoy (de la buena), creo que provocaría un efecto similar (literalmente empecé a salivar tan sólo de escribirlo). O quién sabe, tal vez una gastro-encefalitis de aquellas jajaja.

¿La canción? Crown of love, de Arcade Fire. Como mencioné, fue algo tan circunstancial que es difícil de creer ahora que lo racionalizo un poco:

Para empezar, la semana pasada había intentado, sin éxito, bajar Neon Bible, el disco más reciente, así que me conformé con bajar Funeral, el primero. Estando de atascado corrigiendo una vez más los nombres erróneos y demás pendejadas del Zune, recordé que no lo había escuchado, y casualmente lo tenía en el orden incorrecto (la mencionada canción estaba primero debiendo ser la sexta). Me atrapó al instanté. Algo tiene, me trae tantas cosas a la cabeza que no sé qué decir. Sólo que será de mis favoritas para la eternidad. Y que, por mucho, es lo mejor (de lo poco) que ha dado Canadá a la humanidad. Bueno, claro, incluyendo a David Cronenberg...

Si no la han escuchado háganlo. Y si pueden bajar el disco (o comprarlo por supuesto), háganlo, es de lo mejor que he escuchado en mucho mucho tiempo. De esos que uno nunca quisiera que terminaran, o que de jodido tuviera 20 canciones...



miércoles, 27 de agosto de 2008

Macgyverismos a la australiana

Sí, lo sé, estaba en deuda con mucha gente que sigue este espacio. Y probablemente lo siga estando de cualquier forma pero espero que un poco menos. Y no es que me sienta obligado ni mucho menos, en especial con mucha gente que se mete al blog y yo seguramente ni enterado. O los chismosos que nada tendrían que estar haciendo aquí. O los analfabetas, que seguramente ni computadora tienen, menos aún acceso a internet. Y aunque contaran con ambos, nos vendría (a ellos y a mí) valiendo madres.

La cosa es que finalmente di con una forma de pasar algunas fotos a la computadora. Y de una forma bastante rústica y por demás heterodoxa, que se detalla a continuación:

Primer acto

Don Rosco llega bien cuco a la compu vieja de Simon, que tiene todas las ranuras para las tarjetas que necesita (de la cámara y del celular). Las fotos del viaje a esquiar son transferidas al disco duro de la mentada computadora; Rosco se pone feliz. Guiado por una premura poco comprensible, procede entonces a insertar la tarjeta del celular (MMC), pensando que es exactamente el tamaño adecuado. Ohhh sorpresa, la tarjeta se hunde completamente en la ranura. Qué tan malo puede ser -se pregunta, al ver que la tarjeta ha sido reconocida. Las cosas se complican aún más: las entradas de USB de la computadora no sirven, lo que significa que todo lo anterior fue completamente en vano.


Segundo acto

Sacar la tarjeta resulta no ser para nada algo trivial, pues resulta que las putas tarjetas MMC usadas en los celulares son del mismo ancho pero algo así como 15 mm más cortas. Ante intentos fallidos usando las pinzas de la swiss card, una regla y un cuchillo, decidimos proceder a abrir al paciente.
Complicaciones: ni siquiera desarmando completamente la unidad lectora se puede sacar la tarjeta; medidas desesperadas son requeridas. Después de unos buenos 5 minutos intentando por todos los medios, logramos finalmente sacarla con la ayuda de 2 cuchillos y 4 manos. El significado del nombre de la tarjeta queda en evidencia: Maldita Madre Complicada.


Tercer acto

Cansado de tantas pendejadas, Don Rosco decide que ya estuvo bueno. Dedicando unos minutos, descubre que la ranura de tarjetas SD de la laptop también lee MMC (no MMC-mobile, ese fue el problema de inicio), así que con la ayuda de un calendario viejo y cinta mágica, finalmente logra su cometido.


¿Cómo se llamó la obra?





jueves, 21 de agosto de 2008

Temo, ergo sum

Carajo...

Justo cuando menos ganas tenía de escribir, pasa lo inexplicable: el universo conspira y de alguna forma me embarra mi misión en la cabeza. Bueno no tanto así pero es que el episodio de ayer fue algo cagado, y simplemente relevante para el tema en cuestión.

Resulta que ya había medio decidido algo que (yo pensaba) resultaría interesante como tema de reflexión, y en otro párrafo escrito en otro lugar completamente diferente, Rodrigo decidió (con esa desidia de la buena, con 'C') ir a de una vez por todas afiliarse a aquel club de cinéfilos (?) de la universidad siguiendo aquellas señales divinas (y académicas) que le impidieron ir a Sydney el fin de semana. La peli en cuestión: The king of Kong, que si les pasa como a mí la primera vez, bien puede confundirse con la película del gorilón. Pero no, esta trata de otra cosa. Es un documental sobre la lucha por el récord mundial de Donkey Kong, aquel viejo juego de maquinitas, y ofrece por cierto momentos muy chuscos, una buena opción si se la encuentran por ahí alguna vez. Pero como esto no es un maldito blog de reseñas cinematográficas (ni yo pretendo ser crítico aunque sí critico), iré al grano (por fin!).

Organizan un torneo para despejar las dudas sobre quién es el mero mero. Ohhh sorpresa, el dueño original del récord (que duró algo así como 22 años) ni se aparece, simplemente se limita a enviar un muy dudoso video en el que sale rompiendo la recién impusta nueva marca. Para no hacer el cuento largo, se la pasa hablando y hablando, pero nunca lo vemos jugando, a pesar de que su contendiente rompió el récord jugando públicamente. Obviamente, como es un documental gringo, al final el cobarde se la pela en todos los sentidos y se tiene que conformar con su esposa redneck con bubis operadas (un premio de consolación nada malo para un guey de esa calaña, supongo).

También estuve pensando en aquella ridícula clase retratada en Donnie Darko (quien haya visto la peli no necesita explicación, pero para los que no...), donde una maestra de lo más asquerosamente retrógrada y apretada expone que todas nuestras acciones están basadas en la "línea de la vida", donde en un extremo se encuentra el Miedo y en el otro el Amor, supuestamente las 2 emociones más intensas que el ser humano es capaz de experimentar.

Del estilo de esas mamadas como las religiones ochenteras del new age, pero como todo, siempre hay pendejos para todo. Hasta para las religiones no-ochenteras (que como los malos vinos, se van haciendo más y más asquerosas con el paso del tiempo).

En fin, todo se remonta a que la semana pasada salió a colación el hecho de que una buena parte de nuestras acciones (refiriéndose al entorno laboral) son definidas por el miedo: miedo a que nos regañen, miedo a que nos descuenten lana, miedo a que nos evalúen mal, miedo a ser responsables de algo, et cétera. Y súbitamente: ¿y en los demás aspectos? Y tristemente coincidió con que el día anterior fui de atascado a comprar tic-tac de naranja, ahora me doy cuenta, no miedoso, sino aterrado, por si llegaba y otro güey (aún más atascado que yo) se las había acabado todas. Sí, todo tiene explicación.



Bueno, no, lo de las tic-tac no, la neta es una fijación como cualquier otra y una vez más, qué miedo probar las de mango porque seguro de ahí ya no salgo.

Pero y de lo demás? Si se pone uno a pensar, no sólo es el ex-plusmarquista de donkey kong escondiéndose por miedo a que le derrumbaran el castillo que su ego y su gloria le construyeron, somos todos dejando de hacer cosas o haciéndolas con tal de evitar confrontaciones con los demás y sobre todo con nosotros mismos que potencialmente nos pueden herir. Miedo a que el dios regañón me chingue aunque lo tenga más que merecido; miedo a conocer gente nueva (mejor los menosprecio y los estereotipo); miedo a no cumplir con las expectativas de los demás; miedo a que los demás me rechacen porque ellos tienen aún más miedo que yo; miedo a hacerse viejo; miedo a perder la corona en la copa Krilin (mejor no me presento y me quedo cheleando en el centro); miedo a terminar el libro porque quizás no me guste el final; miedo a no saber latín; miedo a aceptar que soy un miedoso...



Ya no sé qué más decir. Qué miedo...

lunes, 18 de agosto de 2008

One more with feeling

Como ya deberían saber a estas alturas del partido, soy una persona extremadamente curiosa y preguntona. La abrumadora mayoría de las veces, resultan ser simplemente preguntas retóricas, ya que no siempre las personas se interesan en las locuras y ocurrencias de los demás. Generalmente, tampoco están dispuestas a detenerse un poco y pensar. Claro, todos vivimos extremadamente ocupados, lo que casualmente se vuelve el pretexto perfecto, aliado incondicional para justificar la hueva y la desidia. Por supuesto que todos nos queremos sentir súper importantes, así que de alguna manera nos autoconvencemos de que efectivamente nunca hay tiempo para nada y cuando lo hay lo tenemos que usar para descansar de las miles de cosas que hemos estado haciendo (la principal, por supuesto, es pensar lo ocupadísimos que nos encontramos en todo momento).


Todo esto sale a colación porque en últimos días me he sentido como un verdadero inútil sin propósito en la vida, levantándome tardísimo y haciendo realmente poco durante las escasas horas de luz que me toca presenciar. Alguien me decía que para eso es el invierno, para dormir lo más posible, y hasta ahora me cae el veinte. Qué razón tenías...



En fin, de lo anterior se desprenden 2 temas:



Primero, he notado que esta relativa inactividad a veces me hace "culparme" a mí mismo, como si fuera algo malo. De repente se me olvida todo lo que hice durante la semana, la presentación, el trabajo en equipo, el ensayo que entregué, etcétera. Pero de nuevo, la autoflagelación que tanto nos encanta. Y me pregunto cómo chingados no conozco aún las zonas más turísticas de Canberra, como el War Memorial, Parliament House, el jardín botánico, etc. Ahhh tanto por hacer, tan poco tiempo...



Segundo, frecuentemente me pregunto qué hacen los demás, que se encuentran en la misma situación. Cabe mencionar que en mi grupo de amigos sólo yo soy estudiante de posgrado, el resto son universitarios, de intercambio o locales. Y aunque pasan bastante tiempo más que yo tomando clases, el esfuerzo requerido para hacer sus tareas y demás actividades nada tiene que ver con el mío. Así que podemos hablar de una paridad en lo que escuela se refiere.

Pues bien, supongo que tampoco ellos tienen demasiado que hacer, porque al menos ayer y hoy (sábado y domingo) se la pasaron un buen rato en la bibioteca; inicialmente creía que son bastante responsables, ñoños acaso, pero ahora creo que todo tiene otro sentido: simplemente acuerdan reunirse ahí para construir un sentido de pertenencia, ante la imperiosa necesidad de un pretexto para llenar las interminables horas de stand by del fin de semana. Qué horrible es el sentimiento de soledad, no?

Corolario: todo terminó en que se vuelven todos dependientes del Gran Rosco. Y no sólo por su incomparable buen humor, caballerosidad (para los estándares universales) e innegables dotes de gourmet (que literalmente me han hecho ser considerado marriage material por estas latitudes). Saben que el mexicano es como muy pocos (o ninguno): es a toda madre.

viernes, 15 de agosto de 2008

Who's Katie, anyway?

Sí cómo no...
El plan estaba hecho, había dizque una súper fiesta cerca de mi casa. Quedamos de vernos en mi depa. Iba hacia el sombrero de Indiana Jones pero ohhh sorpresa, qué buen putazo me llevé...
Ahora empieza a dolerme la rodilla, no lo niego. Pero al menos me divertí en la fiesta. Y agradezco no convivir demasiado con los coreanos. Se creen mucho porque tienen mucho varo. Pero aún así no escapan al gallito. La neta es que pudo ser mucho peor pero al menos no estuvo tan mal. Sin embargo, la música sigue siendo muy mala. Parece que no hay manera en la cual se pueda acceder a algo decente para escuchar.
Horror...
¿La solución? Caeré rendido ante algún excelente disco en unos 10 minutos.
¿Cuál? Sólo puedo decir que estoy en la M.
I can hear you. I can hear you. I can hear you. Can you hear me?
Sí, mi gran favorita. Ni más ni menos.