jueves, 13 de noviembre de 2008

It could be sweet

Curioso, cómo cuesta renunciar a las rutinas, sean buenas o malas. Creo que todos, hasta cierto punto, las necesitamos. La incertidumbre de carecer de estructura en lo que hacemos y vivimos suele ser demasiado abrumadora para soportarla por mucho tiempo.
Lo digo porque desde que terminé las clases, me he embarcado en otras rutinas, un poco por elección propia y otro poco por mera necesidad. Toda la semana, de 10 a 1 am, Copa Másters (y gracias a Simon por el tip), y tenis al mediodía siguiente. Esta parte, sin embargo tuvo que cambiar desde ayer pues el sol está increíblemente insoportable y la deshidratación está a la orden del día. Aunque la satisfacción supera por mucho las inconveniencias climatológicas: modestia aparte, mi revés a una mano es no menos que espectacular, y si no pregúntenle a Stefan, a quien su orgullo de alemán, sin embargo, probablemente le impida reconocer la calidad de los passing shots sobre la paralela.
Pasando a otro asunto, tengo que dejar constancia escrita de lo que pasará este fin de semana: resulta que, finalmente el destino sí obra de maneras misteriosas.
Pero no tan rápido, pues tengo que explicar algo antes. Resulta que en el Coachella de 2008 tuve que desistir de ir a ver a Sasha y Digweed (sí, sí me gusta el house, y más a casi 40 grados y brincando sin playera). ¿La razón? Mhhh un grupillo tocaba a la misma hora en otro foro.
No me arrepiento, por supuesto, pero ahora resulta que de la forma más fortuita imaginable, se hará una justicia que nadie pidió. Resulta que John Digweed tocará el sábado en Seúl y adivinen quién estará ahí sentado en la sección VIP del lugar este... así es, Alex Digweed, primo hermano del mencionado DJ.
Por cierto, el grupo ese era Portishead.

1 comentario:

Elentary dijo...

...Like a long forgotten dream
And we don't need them to cast the fate we have.....