jueves, 28 de febrero de 2008

Y la cita del día es...

Como había mencionado hace no mucho, tengo la firme resolución de retomar mi viejo hábito de la lectura. Sin embargo, uno no se avienta a la fosa de clavados si llevas años sin nadar, cierto? Bueno pues para tomar ritmo de nuevo, y obedeciendo una recomendación que hice de un libro que resultó ser otro, hace 2 días comencé a releer (por tercera o cuarta vez) Estudio en Escarlata, excelente novela donde se inicia la leyenda de Sherlock Holmes. Para quienes no estén familiarizdos con el género, déjenme decirles que, a mi parecer, nunca nadie tan cabrón como él, ni Hércules Poirot, ni el padre Brown, ni Dupin ni Lecoq. Una lectura realmente recomendable, porque se trata de esos libros que uno se lee en un par de días y que, una vez que se ha mordido el anzuelo, resulta imposible soltarlo. Y si a eso añadimos que es la puerta de entrada del personaje literario más icónico en la historia, ya estuvo; es el ejemplar perfecto para reestablecer el romance con los libros.
Y bueno, basta de choros, lo único que quería hacer notar era una cita del propio Holmes, no es de esas super profundas y sofisticadas porque la neta me dan hueva, es bastante simple pero muy cierta:

"Un sot trouve toujours un plus sot qui l'admire"

O sea que "Un tonto siempre busca a uno más tonto que lo admire".
Cierto, muy cierto...

miércoles, 27 de febrero de 2008

Es difícil extrañar a esta ciudad

He pensado mucho algo que dijo Rubens el otro día que regresamos al D.F. después de 2 semanas de ausencia, luego de llegar al perenne embotellamiento de los puentes de Santa Fe a las 9 pm, hora "supuestamente" no pico -"Así está cabrón extrañar a esta ciudad"-Y efectivamente, está cabrón. Es algo de lo que yo he renegado por lo menos los últimos 5 años de mi vida, pero escucharlo de quien antes parecía feliz por circular en la ciudad a cualquier hora, te pone a pensar... y no era para menos, si desde Toluca nos tomó como media hora sólo para salir de la zona del aeropuerto. Ni siquiera la promesa del mejor eclipse lunar en esta década fue capaz de aminorar nuestro hartazgo (aunque cabe señalar que estábamos realmente molidos).
¿Y qué tiene todo esto que ver con nada?, se preguntarán algunos. Pues resulta que hoy justamente me tocó llevar a mi mamá hasta Bosques de las Lomas, y aunque en apariencia no era hora pico tampoco (salimos a las 10 am en punto), el tránsito estaba insufrible. Con decir que aunque la cita era a las 11.30 llegamos 10 minutos tarde. De ahí todavía pasamos a otro lugar y oh sorpresa!, otro embotellamiento en Reforma. Para no hacer el cuento largo, al regresar a casa el reloj marcaba justamente las 2 pm. Habíamos recorrido algo así como 55 km y el tiempo efectivo de los mandados que hicimos no superó la hora y media... en resumen, 63% de nuestro tiempo transcurrió en el coche, a una increíble velocidad promedio de 22 km/h.
Ayer tampoco nos fue muy bien, regresando del hospital para ver a mi sobrinita hicimos 1 hora y eso que no era taaaan lejos. Yo me entretuve un rato viendo a los demás conductores; la gran mayoría, personas solas, seguramente volviendo del trabajo cansados y hambrientos, pero upsss! ahora sólo falta una hora más de hostilidad e impotencia antes de llegar finalmente a casa. Y eso, para quienes tienen la "fortuna" de tener coche y vivir en la ciudad, porque si vives hasta casa de la chingada como mucha gente, o eres usuario del transporte público en horas pico, bueno, creo que sienten el rigor del viacrucis un par de veces al día.
Honestamente, no sé cómo la gente no se vuelve loca con eso. La calidad de vida en esta ciudad es un asco hoy, imagínate cómo estará en 5 años... pero eso sí, nos encanta criticar a provincia, aunque sospecho que en el fondo es sólo una forma de envidia. Ni modo. Es el precio que debemos pagar por no tener que ir a misa los domingos sin sentir dedos señaladores ni miradas fulminantes...

martes, 26 de febrero de 2008

Mhhh...

Caray, tanto tiempo sin escribir sobre nada, a uno se le atrofia un poco el cerebro. Justo hace 5 minutos estaba viendo el blog de la Milo y pensé: por qué yo no? al menos quiero pensar que puede ser un pequeño paso alejándome de la desidia de costumbre (¿o será sólo un pretexto para no hacer mi rutina de hoy?). Anyways, siempre que leo cosas que escribí en otras etapas de mi vida me impresiono, es como si de unos años para acá las hojas de cálculo de excel y los números y más números con los que he tenido contacto me hubieran transformado en alguien completamente distinto. Sí, poco a poco comienzo a recordar, antes me encantaba leer, me obsesionaba un poco, devoraba libros, revistas, manuales, carajo, hasta el bote de crema para manos. Incluso escribía en un pequeño cuaderno algunas entradas esporádicas de lo que me iba pasando. Y ahora? es curioso pero entre más tiempo libre tengo, menos hago las cosas que en algún momento me llenaban. Será que ya no me llenan? O será que me he vuelto demasiado indolente con todo como para que me importe? En fin, sigo obsesionado con la buena ortografía y con nunca tener errores de dedo, aunque de redactor me queda muy poco. Pero eso es irrelevante (algunos que me conocen sabrán que me encanta esa palabra) por ahora pues mi única intención por ahora era justmente escribir cualquier trivialidad para que al menos mi recién nacido blog no esté completamente desnudo. De cualquier manera, queda constancia de que hoy, 25 de febrero, me decidí a crear este espacio, coincidiendo de modo totalmente incidental con el nacimiento de mi sobrina Palomita (bueno eso fue ayer pero suficientemente cerca, no?). Por cierto y ya para terminar, algo extraño pasó cuando la estaba viendo a través del vidrio de maternidad: por un instante volteó hacia arriba (al menos el biberón dejó de importarle por unos cuantos segundos) y vio, por primera vez, a su emocionado tío. Algo indescriptible pasó en mí, pero no pude evitar llenar los ojos de lágrimas. Supongo que ahora entiendo todo ese alboroto de los que son padres por primera vez, y toda la parafernalia que rodea al esperadísimo suceso (i.e. baby shower, la compra de la carreola, ropita, cunita y todo eso). No niego que por primera vez en la vida sentí algo parecido a ganas de tener un hijo...