lunes, 29 de septiembre de 2008

El camino a la perdición

...está más cerca de nosotros de lo que estaríamos dispuestos a aceptar.

Yo en lo personal, no me pude resistir más, y por unos instantes, me convertí en el consumidor perfecto, innegable víctima impulsiva de lo que se les ocurre poner en la fila de las cajas en el súper. Sí, lo estaba posponiendo indefinidamente, pero finalmente pasó:




Por supuesto, las de mango no las venden en paquetes de 4 así que me resultaría más costoso hacerme adicto a ellas. Aunque a decir verdad, aunque sí me gustaron, no se ve por dónde le puedan quitar la corona a las de naranja.

Cambiando radicalmente de tema, mañana vuelvo a Sydney, ahora sin el lastre de las maletas gigantes, lo cual es motivo suficiente para augurar buenas cosas. Ya veremos cómo se pone, por lo pronto nos prometieron una vista espectacular de la ciudad, esperemos que lo cumplan. Y si lo hacen, esperemos que yo cumpla mostrando las tan prometidas y tan escasas fotos. Veremos...

Es raro, quisiera seguir escribiendo, tengo tantas cosas en la cabeza. Pero la inspiración simplemente no llega. Qué más quisiera yo que dejar un cuantioso legado, capaz de compensar mi prolongada ausencia, pero no será hoy el día.

These rivers of suggestion are driving me away.
I'm sorry.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Mutatis mutandis?

En verdad no lo sé.

Es difícil decirlo, aunque creo que el tiempo siempre se encarga de encajar las cosas un poco mejor.

La llegada de la primavera lo hace todo bastante más ameno, pues eso del doble suéter y el gorrito ya estaba comenzando a hartarme (por no mencionar que arruinaba mi peinado jaja).Volver al gimnasio también ha sido de mucha ayuda, supongo que eso de las endorfinas es ya una adicción aún mayor a la que tengo con las tic tac de naranja. Sigo sin probar las de mango.

La escuela mhhh ya estoy sintiendo el rigor, malditos trabajos en equipo consumen demasiado tiempo y paciencia. Hoy justamente tuve una reunión a las 10 de la madrugada, pero he de decir que el esfuerzo ha valido la pena pues el día está simplemente espectacular. Hasta traje la cámara pero la tarjeta de memoria decidió quedarse en casa, se sentía indispuesta.

Ahora una rápida escala, escribir un poco antes de regresar a casa a comer algo, para volver de nuevo a la universidad a correr otros 4.5 km, posiblemente 5. Bañarme, verme un rato en el espejo, volver a comer, comenzar mi tarea de marketing, organizar mi vida un poco. Mantenerme ocupado. Convencerme de que no todo es tan malo como quería hacerlo parecer, y que no estoy solo: mi ego me acompaña.

Estoy en un período de prueba, en todos los sentidos, y no me había percatado. Así es como debe ser. Nada puede ser eternamente perfecto y placentero, y por supuesto canguro y garnachas no pueden ser usadas en la misma oración, a pesar de que acabo de hacerlo.

Mutatis mutandis, aquí sigo. Y más poderoso que nunca. Y Tom Petty está de mi lado. Me lo dijo al oído hace rato.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Flores

Qué horror. Esto ya parece más un diario de quinceañera que otra cosa. Pero no se apuren, pues como en un programa de televisión, omitiré los detalles aburridos y que sé que nadie quiere conocer (como la escuela) y me limitaré a mi acostumbrado parloteo de cuestionable calidad.

He de empezar contando que antes de venir a esta tierra olvidada por los dioses (de la diversión) llamada Canberra, me encontré con un dato un tanto curioso: resulta que en Australia, esta ciudad es supuestamente famosa por sus jardines y sus flores, algo así como la Vancouver del hemisferio meridional. Y digo eso por que ahora que lo pienso no sé de ningún lugar que sea famoso por sus flores que no se llame Xochimilco.
Como sea, hace una semana comenzó el inmensamente publicitado evento que hace a todos los canberranos (nativos y adoptivos como un servidor) orgullosos de esta noble tierra: Floriade.
Se podrán imaginar perfectamente que no soy precisamente el gran amante de las flores, pero tampoco es que haya demasiadas cosas que hacer por acá, así que aceptando una invitación un tanto fortuita (a través de facebook nada menos), me dispuse a averiguar la razón de tanto alboroto.




¡Claro! En las fotos todo se ve espectacular...

Llegamos, entrada libre -mhhh todo pinta bien. Un día soleado, despejado, de esos que da gusto estar afuera. Y sí, todo estaba lleno de tulipanes, y se veía bien (claro, no tan bien como en las fotos promocionales), pero a los 10 minutos uno se da cuenta de que son sólo eso...flores. Y como desgraciadamente no llevé a mis hijos la diversión en familia no apareció...




El chiste nos duró algo así como hora y media. Suficientes flores como para sobrevivir un año más sin ver ni una más.

Ahhhh pero aún había una sorpresa esperándome:


Ven y dime cómo es que floreces...

jueves, 18 de septiembre de 2008

27=3x3x3=3^3=33-(3+3)

Me siento bastante aliviado. Estos últimos días han causado estragos en mi paz mental, y todo por la acostumbrada desidia. Pero ya todo eso quedó en el pasado, mis deberes han sido cumplidos y soy de nuevo una persona normal (según yo).

Sí, ahora sí no hay ni para dónde hacerse, finalmente el cumpleaños real. Y antes de eso, el más triste 16 de septiembre que recuerde: encerrado en mi cuarto, haciendo el mencionado trabajo. Ni tiempo para una chela o siquiera un tequila. Supongo que el que me tomé el viernes pasado fue efectivamente el festejo adelantado.

Por lo demás, todo igual que siempre. Súbitamente me di cuenta de que llevo aquí exactamente 2 meses, aunque parecen en realidad como 3 semanas. Lo peor de todo es que no sé si eso es algo muy bueno o muy malo. Y bueno, la verdad es que no podía quedarme cruzado de brazos habiendo tantos motivos para festejarme ¿o sí? Como evidentemente era una pregunta retórica, yo mismo me la contesto: resulta que mi cumpleaños de a de veras conincidió con el de una aerolínea de por acá (¿Tailandia?) llamada Tiger Airways, y qué mejor manera de festejar que vendiendo boletos de avión a 20 dólares australianos. Para no hacer el cuento largo, me voy a Tasmania en un par de meses, y de ahí a Melbourne y de ahí hasta donde se acaba el continente, Perth y sus alrededores. Ahí donde no se les entiende un carajo...

Sí, falta mucho tiempo, pero ya me estoy frotando las manos.


PS: como verán, ya encontré la forma de pasar las fotos a la laptop. Ahora sólo me falta empezar a tomarlas...

lunes, 15 de septiembre de 2008

2 times and you lose

Hoy fue uno de esos días que empiezan muy mal y acaban bastante mejor. Lo que parecía ser un depresivo día de lluvia y frío, se compuso bastante hacia la hora en que me disponía a salir hacia la universidad. Mucho viento, cabello que sería la envidia de Krusty y charcos en las banquetas como silenciosos vestigios de la tormenta ocurrida la noche anterior.
Lo que pasó después no me encantó, pues se trató de comprar el libro más caro de mi vida, por la bicoca de 133 dólares australianos. Bueno, pues ya ni para qué quejarse. Planes frustrados para ir a jugar tenis, pero a cambio de eso subí al nivel 4 de la biblioteca (que hasta ese momento sabía que existía pero ignoraba su contenido) y la sorpresa no pudo ser mejor: hay hartas películas, y todas gratis por supuesto. No pude evitar escurrir un poco de baba al ver que tienen un extenso surtido de Criterion Collection (que para los no-iniciados son de las pelis más caras, alrededor de 25-35 usd cada una), así como un numeroso catálogo de películas de todo el mundo.
No había mucho tiempo para decidir, pero me encontré por ahí a una vieja conocida: Las invasiones bárbaras, de Denys Arcand. No quisiera arruinar la sorpresa para quienes no la han visto, pero he de decir que es realmente excelente, con algunos de los diálogos más inteligentes que he visto en el cine norteamericano (monsieur Arcand es quebequeño). Si ya la vieron y les gustó, recomiendo también The decline of the American empire, que aunque no es muy conocida, digamos que sirve como la precuela de esta historia sobre la vida, la muerte, la amistad y el amor (como cualquier otra película, pensarán algunos).
Si se me permite un pequeño spoiler, y cómo chingados no, digamos que se retrata la muerte perfecta, si es que existe tal cosa.
Afortunada o desafortunadamente, me he vuelto un poco más llorón que lo que exigen los cánones, así que no tengo problema en aceptar que se me llenaron los ojos de lágrimas en un punto de la película. Y es que la película es tan buena que hace pensar muchas cosas, y darse cuenta de que no vale la pena vivir enojado, o preocupado, o temeroso, o infeliz. Irónico, cómo hablando de la muerte se puede festejar la vida, y poner todo bajo una perspectiva que a veces se nos olvida.
Sí, la vida es muy corta, y a diferencia de las estaciones, nunca nos regresa al mismo lugar donde ya estuvimos. Después de nuestro invierno no hay otra primavera.
A menos que creamos en la reencarnación, lo cual no es mi caso.
Por eso, digo yo, disfrutemos cada momento. Nunca sabemos cuándo nos tocará. No hay peor sensación en esta vida que el remordimiento.
Mientras tanto, los sueños locos continúan. Pero seguro que ya tuvieron suficiente de mi nonsense. Yo no puedo evitar soltar una gran carcajada cada vez que leo lo que escribí aquel día...

sábado, 13 de septiembre de 2008

Roköss' night out

Los clichés existen por alguna razón, y creo que esa razón es que nosotros mismos nos encargamos de reforzarlos. Semejantes estereotipos, sin embargo, suelen ser desgraciadamente bastante certeros, si es que uno acepta rebajarse al nivel del promedio.
Como sea, hace unas horas inexplicablemente cambié lo que aparentaba ser una noche bastante apacible por algo más social, o sea lo que se esperaría un viernes en la noche (máxime ahora que tengo clases los viernes y el fin de semana efectivemente me sabe a eso...). ¿La actividad? Resulta que había una exhibición de capoeira en un lugar llamdo Monkey Bar, donde casualmente era algo así como salsa-&-rhytms-of-the-world-night. Como recordarán, con anterioridad me había quejado amargamente del desafortunado gusto musical mostrado por los programadores de los "antros" canberranos, así que pensé que esta sería al menos una oportunidad de probar algo diferente.
Desde la llegada, sin embargo, los malos augurios pasaron lista: había cover de $10 (lo cual en promedio te permite comprar 2 chelas en un bar o 6 en la licorería). Ya estábamos ahí, así que qué chingados -pensamos- Monkey Bar, no puede haber otra cosa más que cosas súper chingonas con ese gran nombre-me autorreafirmé-.
Llegamos, y a los 15 minutos, por supuesto, el mexicano debe hacer latente su alto grado de mexicanismo, más concretamente, latinismo, lo que implica ser un as de las pistas de baile, e inevitablemente dominar a la perfección salsa, merengue, cumbia, bachata y cualquier otro género similar aunque nadie lo conozca por estos rumbos.
Ok, hice mi esfuerzo, más que razonable. No soy un virtuoso pero tampoco tengo dos pies izquierdos. Y en eso nunca falta el ruquillo o el singapureño que han tomado clases por años y años y te pone en total evidencia.
Y justo cuando pensaba que no podía ser peor, se demuestra lo contrario: así es, ni yendo tan lejos uno puede estar a salvo del reggaetón. Ni de las canciones que uno evita a toda costa si no se es acéfalo. En fin, uno se da cuenta de lo tristes que pueden llegar a ser esos chingados clichés. Así como lo que muchos conocen como comida mexicana es el chilli con carne y las chicken fajitas, lo que se considera música latina es la peor mierda del espectro musical de todo el continente. Damned you Shakira.

Ahh y claro, sensible por la cercanía del 16 de septiembre, que súbitamente adquiere un especial significado por estar lejos , ante la sugerencia de Stefan el alemán, cómo chingados no, el caballito de tequila.
No hará falta entrar en detalles pues era realmente obvio. 7 dólares por el peor tequila del universo (sí, así es, el sierra que ni merece la mayúscula, el del sombrerito rojo). Y la rebanadita de lima que ni al caso.
Tan bueno fue el resto de la fiesta latina que acabamos a varios kilómetros de distancia, sentados en una banca a la orilla del lago.
Lo malo fue que desperté unas horas después, a unos metros de donde estuvimos. Me habían dejado ahí dormido.
Estaba apoyado en un gran cactus, cobijado por un zarape.
Un gran sombrero cubría mi cabeza.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Sueños y lágrimas (y muchos aplausos)

Soñar es de esas cosas deliciosas que no cuestan un centavo y nos alejan (a veces) de las tensiones y las preocupaciones diarias. Yo personalmente he estado un poco obsesionado con ese tema, y el papel que juega el inconsciente en la generación de lo sueños. ¿Soñamos a color o se lo ponemos en el instante en el que despertamos? ¿Realmente pueden ser interpretados con tanta certeza? Y así podría seguir hasta desgastar la tecla de los signos de interrogación. Pero como no se trata de eso, simplemente me limito a verlo todo desde una perspectiva humilde, subjetiva y sin mayores pretensiones ni choros pseudo-científicos.
Agradezco a veces que los sueños no tengan nada que ver con las experiencias del día: si así fuera llevaría varias noches soñando siendo aplastado por Donkey Kong y unos cuantos millones de playstations y wiis y muchas otras cosas horribles (que por cierto tienen que ver parcialmente con la escuela, no es que sea un vicioso que juega 4 horas diarias). Lo que soñé simplemente fue algo muy cagado, con la ventaja de que en cuanto despiertas lo recuerdas todo a la perfección. Evidentemente no todo tiene mucho sentido así que muchos de los detalles duran sólo unos minutos, lo que hubiera sido el destino del sueño en su totalidad de no haber sido por su extraordinario contenido de cosas absurdas. Es realmente algo muy estúpido pero ad hoc con este blog que sirve como purgatiorio de toda la basura que por momentos satura mi cabeza y no me permite enfocarme en mi principal tarea...
Pues resulta que estaba acostado en una especie de diván, y si mal no recuerdo era de esos cuyos descansabrazos tienen una forma como de capitel jónico, de piel de cerdo muy obscura. Un diván más bien mamón, para terminar pronto. Por alguna extraña razón que no logro entender, súbitamente me quitaba los tenis y los calcetines, dejando al descubierto mis hermosos pies (y que conste que no lo digo yo, me lo han dicho en repetidas ocasiones neta jajaja). Total que empezaba a mover los dedos de los pies con una gracia y una coordinación tal que en muy poco tiempo tenía una numerosa audiencia, compuesta mayoritariamente por niños de alrededor de 6-12 años, todos boquiabiertos y embelezados con la sensibilidad de mi interpretación. En muy poco tiempo, me encontraba en una corte ante el mismísimo rey y su familia, a quienes hacía lloraban incontrolablemente a placer, con el simple movimiento del penúltimo dedo (el segundo más chico), que por alguna razón hacía recordar un oso bailando.
En ese momento de gloria recuperé parcialmente la conciencia, en uno de esos momentos en donde se puede volver a soñar casi instantáneamente, invocando el sueño anterior e incluso encausándolo a discreción. En ese punto, decidí abandonar la corte: ya estaba harto de tanta lambizconería y fetichismo.
Sonó por fin el despertador. Miré dentro de mi capullo de cobijas.
Nunca había visto pies más hermosos.

...o menos bailadores.

lunes, 8 de septiembre de 2008

El mejor acertijo del mundo

Y no me alegro en absoluto de haberlo descubierto. Más bien me siento completamente humillado y como un verdadero imbécil.

Ahí les va: me siento de la chingada, como pocas o ninguna vez en mi vida, por algo que no sé si pasó ni cómo pasó ni por qué pasó, si es que pasó. Y si logro dar con la respuesta, eso me convertiría en el mayor pendejo en la historia de la humanidad. Y si no doy, tampoco mejoraría demasiado...

¿Cómo les quedó el ojo?




Ni a Paul Sloane se le hubiera ocurrido algo así.

¿Será que todo esto es una pesadilla?

jueves, 4 de septiembre de 2008

Jos ei viina, terva tai sauna auta, tauti on kuolemaksi

Son casi las 3 de la tarde. Sigo en pijama. Me siento realmente mal, con la garganta prácticamente cerrada y pretty much afónico. Pero ahhh ya me andaba no?
Lo que comenzó como un festejo retrasado por mi cumpleaños, terminó como una mezcla de demasiadas cosas, desde un concierto de Queen hasta la quasi-extinción de nuestra semanal caja de cervezas.
Motivos para festejar? Claro que los había, al menos para mí. Ayer fue el último día de clases del primer período en la maestría. Salvo un insignificante trabajo de 5000 palabras (como 20 páginas), puedo decir que ya terminé las primeras 2 materias (de las 8 en total). Los motivos de Simon los ignoro, aunque supongo que debe estar festejando 1 mes desde que me mudé con él.
Sobra decir que perdí como nunca en Wii, y hoy perdí mucho más pues tenía la firme intención de ir a inscribirme al gym de la ANU. Tendré que consolarme con pasar horas y horas en el sauna del primer piso. He estado investigando (o wikipediando jajaja) y al parecer hay bastantes ventajas en usarlo, y de cualquier forma no pierdo nada intentando. Mi garganta simplemente no puede estar peor... con decir que tuve que ir por un jugo de naranja y tuve que calentarlo un poco en el microondas. Guácala, pero es el precio.
Sir Rosco está enfermito.

martes, 2 de septiembre de 2008

Un año más...

Sí, aunque tengo la ventaja de tener un par de semanas para asimilar el cambio de dígito (por aquello de mis 2 fechas de nacimiento...), y ahora incluso 15 horas adicionales.
Es la ventaja de que el cumpleaños caiga en fin de semana, y de no tener clases más que 2 días por semana: te da tiempo de pensar y reflexionar. Y el cumpleaños siempre es un buen momento, sí, a veces nostálgico pero positivamente introspectivo. Yo pensé en todo lo que pasó en este año, empezando por el mismísimo día en que cumplí oficialmente 26. Recuerdo muy bien ese día porque trabajé hasta tarde y alguien descubrió que era mi cumpleaños, cuando yo lo evitaba a toda costa. En fin, de ahí en adelante ha habido de todo: sorpresas agradables y desagradables, drama, un guión digno de 4 telenovelas simultáneas, vigorexia, frustación, mucha alegría, música, rencuentros, descubrimientos, bastantes viajes y bueno, hasta un poco de locura. Haciendo el inevitable balance, creo que ha sido uno de los mejores años de mi vida, si no el que más. Un año que me enseñó muchas lecciones invaluables, y que en unas ocasiones a base de lágrimas y en otras carcajadas, me enseñó las cosas maravillosas que hay en todas partes; lo bueno se aprecia conociendo lo malo. Y aquellas 3 palabras nunca fueron más ciertas: todo es relativo.
Ayer inició otro conteo, con un reto muy claro: superar con creces lo vivido el año anterior, y terminar mejor que como empecé. Sé que será difícil, pero confío en que se puede. Por lo pronto, les puedo decir que mi cumpleaños de acá no lo olvidaré nunca.
PS: Muchas gracias a todos quienes implícita o explícitamente, de una forma u otra,me hicieron llegar sus felicitaciones, en verdad lo agradezco. Hoy hay oferta: besos y abrazos para todos (ojo: no se atasquen, cada quién sabe cuánto le corresponde...)
Hoy, mañana y siempre será un orgullo seguir siendo quien soy. Con todas sus implicaciones.