sábado, 13 de septiembre de 2008

Roköss' night out

Los clichés existen por alguna razón, y creo que esa razón es que nosotros mismos nos encargamos de reforzarlos. Semejantes estereotipos, sin embargo, suelen ser desgraciadamente bastante certeros, si es que uno acepta rebajarse al nivel del promedio.
Como sea, hace unas horas inexplicablemente cambié lo que aparentaba ser una noche bastante apacible por algo más social, o sea lo que se esperaría un viernes en la noche (máxime ahora que tengo clases los viernes y el fin de semana efectivemente me sabe a eso...). ¿La actividad? Resulta que había una exhibición de capoeira en un lugar llamdo Monkey Bar, donde casualmente era algo así como salsa-&-rhytms-of-the-world-night. Como recordarán, con anterioridad me había quejado amargamente del desafortunado gusto musical mostrado por los programadores de los "antros" canberranos, así que pensé que esta sería al menos una oportunidad de probar algo diferente.
Desde la llegada, sin embargo, los malos augurios pasaron lista: había cover de $10 (lo cual en promedio te permite comprar 2 chelas en un bar o 6 en la licorería). Ya estábamos ahí, así que qué chingados -pensamos- Monkey Bar, no puede haber otra cosa más que cosas súper chingonas con ese gran nombre-me autorreafirmé-.
Llegamos, y a los 15 minutos, por supuesto, el mexicano debe hacer latente su alto grado de mexicanismo, más concretamente, latinismo, lo que implica ser un as de las pistas de baile, e inevitablemente dominar a la perfección salsa, merengue, cumbia, bachata y cualquier otro género similar aunque nadie lo conozca por estos rumbos.
Ok, hice mi esfuerzo, más que razonable. No soy un virtuoso pero tampoco tengo dos pies izquierdos. Y en eso nunca falta el ruquillo o el singapureño que han tomado clases por años y años y te pone en total evidencia.
Y justo cuando pensaba que no podía ser peor, se demuestra lo contrario: así es, ni yendo tan lejos uno puede estar a salvo del reggaetón. Ni de las canciones que uno evita a toda costa si no se es acéfalo. En fin, uno se da cuenta de lo tristes que pueden llegar a ser esos chingados clichés. Así como lo que muchos conocen como comida mexicana es el chilli con carne y las chicken fajitas, lo que se considera música latina es la peor mierda del espectro musical de todo el continente. Damned you Shakira.

Ahh y claro, sensible por la cercanía del 16 de septiembre, que súbitamente adquiere un especial significado por estar lejos , ante la sugerencia de Stefan el alemán, cómo chingados no, el caballito de tequila.
No hará falta entrar en detalles pues era realmente obvio. 7 dólares por el peor tequila del universo (sí, así es, el sierra que ni merece la mayúscula, el del sombrerito rojo). Y la rebanadita de lima que ni al caso.
Tan bueno fue el resto de la fiesta latina que acabamos a varios kilómetros de distancia, sentados en una banca a la orilla del lago.
Lo malo fue que desperté unas horas después, a unos metros de donde estuvimos. Me habían dejado ahí dormido.
Estaba apoyado en un gran cactus, cobijado por un zarape.
Un gran sombrero cubría mi cabeza.

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