domingo, 19 de octubre de 2008

Academy fight song

Hoy definitivamente no habrá quejas.
La única, probablemente, sería que me cancelaron el partido de tenis. Pero no es para tanto. De todos modos lo hubiera hecho pedazos. Sí, juegan tenis pero no son tan atascados como yo. Y aún sin antivibrador, mi derecha con topspin es letal; claro, estamos a nivel del mar y todo entra.
En cambio, había oferta de porterhouse steaks, lo que sea que signifique. Son unos filetes de unos 2 cm de grueso con un pequeño borde de grasa, simplemente ideales para la última novedad en mi mundo: las carnes asadas a la orilla de la alberca. Y no sólo eso; también había oferta de Coopers sprinkling ale, que es de las mejores cervezas que hay por acá. Claro que la oferta significa 11 dólares cada six, lo cual no es para nada una ganga, especialmente si uno lo traduce a pesos mexicanos. Pero no estoy dispuesto a juzgar esas cosas.
Hubo una fiesta, nada especial, pero sirvió de preámbulo para ir a un par de lugares chafones y luego a lo mejor a lo que he ido en este tiempo. It's called Academy, un viejo cine reacondicionado. La música no es nada espectacular (i.e. DJ Chachalaca probablemente se rehusaría a tocar en vivo) pero al menos es infinitamente superior al pop mierdero-noventero del resto de los lugares. Y además pusieron a Daft Punk por unos minutos, razón de sobra para estar más que feliz.
Un Don Rosco inspirado, acicalado con un pasador regalo de una buena amiga (y no se preocupen, no se ve gay, se ve muy cabrón), tuvo que regresar a casa por el pasaporte porque los putos estos no aceptaron la credencial del IFE. Pero hubo una gran venganza porque me encontré un billete de 50 AUD, lo cual me permitió tomarme un par de Coronas de 7 dlls. Y saben qué? Saben igual que siempre; la rebanada de limón simplemente las hace igual de chaquetas que siempre.
Luego de un rato, emigramos a Academy, que según Felix el suizo es el único antro-antro del pueblo. Y creo que tenía razón.
Al final sólo quedamos 3 hombres, y había cantidad de guerreras. En cierta forma tendría que sentirme arrepentido pues al parecer el pelo ondulado funciona como un imán para las australianas, y por alguna inexplicable razón no quise irme a casa con una que estuvo chingue y chingue. Supongo que son un poco más sutiles que las gringas pero de cualquier forma te hacen saber cómo esperan que culmine la noche.
Al final, la única carne que hubo fue la de MacDonalds.

Buy it, use it, break it, fix it,
Trash it, change it, mail - upgrade it,
Charge it, point it, zoom it, press it,
Snap it, work it, quick - erase it...

Whatever...

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