jueves, 31 de julio de 2008

On a day like today

Caminaba de regreso a casa. Hacía un puto frío de la chingada. Las manos entumidas, la espalda cansada pero agradecida de que ya sea fin de semana. Lo que allá sería una insufrible hora pico, acá anuncia la prematura retirada de automovilistas hacia sus casas. Probablemente a cenar pollo con papas a la francesa con salsa BBQ, o a emborracharse desde el miércoles. En unos minutos, el centro parece una ciudad fantasma. Edificios a medio iluminar que dejan ver la opulencia de un país ruralmente rico, subpoblado y con una pobre identidad colectiva. Uno no puede sino preguntarse cómo chingados vino a dar a un lugar tan lejano, tan diferente. Pero esto es lo peor, y ya está terminando. Los días se harán paulatinamente más largos. La alberca será una opción más latente con cada día que pase. Y los días de Arnel Roccofranca se antojan demasiado próximos.
Por cierto, acá ya es 31. Pero allá sigue siendo 30. Y por supuesto, no lo olvidé. Felicidades, querido Zombo. Tal vez me adelanté un poco, pero mientras tú te disponías a salir de la casa, yo ya estaba brindando en tu honor.
Son las concesiones del horario.
Un abrazo.

lunes, 28 de julio de 2008

La nueva madriguera del león

Definitivamente la paciencia paga, y en algunos casos, la suerte también ayuda. Sea como sea, estoy en un estado de euforia y relajación absoluta que en nada ayuda al hecho de que tengo que entregar un ensayo dentro de 43 horas.

Efectivamente, ya encontré un lugar dónde vivir. En verdad pareciera que el destino me sonríe cada vez que necesito algo con verdadera premura, porque ahora justo cuando empezaba a desesperarme por no encontrar nada que me atrajera lo suficiente, me topé con una oportunidad que muchos quisieran... a partir de mañana, viviré sobre la avenida principal de Canberra, Northbourne, a sólo 4 calles de la universidad. No quisiera entrar en detalles irrelevantes y por demás somníferos para ustedes, así que sólo diré que tendré a mi disposición portero, alberca con clima, gimnasio, sauna y terraza con asadores para cuando el clima me permita enseñarles a unas cuantas personas cómo los mexicanos disfrutamos las comidas al aire libre con los amigos.

Antes de ir a ver el lugar, Simon, quien será mi roomie, me escribió que, si todo salía bien y yo resultaba ser a nice enough bloke, no habría problema para mudarme al lugar. Como obviamente yo estaba muy interesado, estaba algo preocupado pensando cómo diablos iba a demostrarle a este tipo que sí soy un tipo decente, y suficientemente cool (en el anuncio decía que prefería a alguien de entre 18 y 25 años) en algo así como 5 minutos. ¿Hablarle de cine? ¿Enseñarle el contenido de mi Zune? Mmmta qué difícil, cuando no tienes ni idea de las expectativas que tienen. Pero al final todo resultó muy fácil porque en cuanto me enseñó el depa ya hablaba en un tono como de que ya se veía viviendo conmigo.

Después del tour por las instalaciones del lugar, y establecer las muy convenientes condiciones del no-contrato, amarramos el trato. Salí de ahí con el corazón lleno de una emoción indescriptible: venía caminando rápido(ya ni siquiera cojeaba), sonriente, con una sensación de indestructibilidad (sí, sí existe la palabra). El frío no importaba; ahora cantaba más fuerte que nunca. La escuela dejó de importarme súbitamente, la vida vuelve a ser exhuberante y placenteramente impredecible. Sí. El Rosco está de vuelta, un poco traqueteado pero con más ánimos que nunca.

El número 74 de Northbourne anuncia James Court.

I am the king of all I see. My kingdom for a 500 thread-count sheet set.

domingo, 27 de julio de 2008

Snowboardeando por las nubes

Ahhh muy anunciado, muy esperado, poco planeado y magistralmente ejecutado.

Así fue el viaje a esquiar que tuvimos en Fallscreek este fin de semana. El jueves en la noche se acabó de definir todo y no nos quedó más remedio que asistir puntuales a nuestra cita con el destino. El medio de transporte (lo más improvisado de todo) resultó una camioneta Kia Sorrento, propiedad de un suizo que yo pensaba medio mamón y niño rico pero resultó ser a toda madre.

Fue un largo camino de más de 6 horas, algunas paradas y mucha adrenalina; estábamos violando la increíblemente estricta ley australiana al ir 6 en una camioneta para 5 (un polizón en la cajuela). Y eso lo hizo aún más especial.

Como si los asistentes supieran inconscientemente lo que pasaría en las siguientes horas, todos se subieron en el asiento trasero, dejándome como responsable de copilotear, cambiar de música y abrirle las botellas al conductor. Algo raro, con eso de que yo iba del lado izquierdo.


Tuvimos que regresar un momento porque se nos olvidaba la música (o sea mi Zune); sólo por si acaso, pensamos, pues Felix (el suizo, no el gato) traía su ipod en el coche, así que no habría problema. Ohh sorpresa, resulta que su ipod no tenía nada de pila. Ya después me di cuenta de que fue mejor así porque el cabrón traía puro trance y madres electrónicas, buenas para un rato pero que después de media hora en el coche ya sólo te hacen pensar en estrangular a quien se deje.

Momentos mágicos, que esperaba desde hace 6 años. Toda la emoción de ver materializado finalmente el sueño recurrente de mucho tiempo, hasta que me di cuenta que esos 6 años son en efecto MUCHO tiempo y que a uno se le olvidan las cosas por más que uno crea que las tiene más que dominadas.

En conclusión, bastantes madrazos sobre el snowboard, demasiado frío para intentar ir a las pistas negras (sólo para expertos y/o fanfarrones), nalgas entumidas y un labio sanguinolento.

Pero eso no fue todo. En un alarde de inexplicable tronquez me torcí el tobillo al bajar del lift. No lo sé, podría ser un esguince pero la verdad lo dudo mucho, ahora puedo caminar sin problemas aunque sigue habiendo un poco de dolor.


De vuelta a la tierra, supongo. Uno no pertenece ahí, y la nieve no perdona.


¡Esperen! La historia aún no termina, pues había un largo camino de regreso por recorrer. Nuevamente a todos les encantó la idea de que yo siguiera adelante, responsabilidad que nuevamente acepté gustoso. Y he de decir que aunque el regreso invariablemente resulta más tedioso y deprimente que la ida, la libramos con bastante gracia. Una selección musical impecable, justo como en la ida, que vio pasar una gran cantidad de músicos iberoamericanos (i.e. Café Tacuba, Caifanes, El gran silencio, Manu Chao aunque sea dizque francés, Juan Luis Guerra, Kumbia Kings), la cual gozó siempre de gran aceptación y que siempre fue ad hoc con los ánimos de los presentes.


El momento estaba anunciado. Los ánimos y el cansancio lo exigían. Finalmente, hizo su aparición: mi itotele, que tanto trabajo costó traer desde México, hizo su aparición. Primero discretamente, pero subiendo de tono casi imperceptiblemente, fusionó su sonido con las bocinas de la Sorrento, hasta llegar al punto en el que todos lo exigían. Al cambiar de música, sin embargo, mis habilidades de percusionista se vieron exigidas (y juzgadas) como nunca antes: había un público cautivo y sediento de ritmo y sabor.

No quiero seguir con mi interminable choro como de costumbre, sólo les cuento el clímax: ante la petición de The Man Who Sold the World, del Unplugged de Nirvana, acompañé la canción de tal forma que la ausencia de David Grohl en la batería ni se notó. En un emotivo final, obtuve el reconocimiento de todos, que hasta aplaudieron en aprobación absoluta de mi interpretación. Y significa mucho, porque vaya que el público europeo es complicado.

Sí, un cuerpo abatido y cansado, pero con el ánimo por los cielos. Fue una experiencia difícil de olvidar.

¿Fotos? Claro que las hay. Lo que no hay por el momento es la forma de pasarlas de mi obsoleta cámara a la laptop, así que pido paciencia. Ya las compartiré uno de estos días...

jueves, 24 de julio de 2008

Las intermitencias del ocio

Ok, con esas malas experiencias completamente fuera de mi organismo, puedo continuar ahora con mis relatos.

Pues resulta que el sueño de los no adictos al trabajo se volvió realidad para mí: mi fin de semana es de 5 días y tengo clases sólo 2. Así es, sólo los martes y miércoles requieren mi presencia en la universidad, y el resto de la semana, mhh puedo hacer pretty much lo que me dé la chingada gana. Lástima que sea tan ñoño y desidioso y tenga que estar viniendo a la biblioteca (no es que me encante estar en el hostal, tampoco) para adelantar mis pendientes para la próxima semana.

Pero como ahora no veo la necesidad de andar de matado, contaré algunas cosas que me han llamado la atención desde que ando por acá. Se trata básicamente de señalar algunas diferencias culturales que muchos ya habrán experimentado si han vivido en otra parte alguna vez. Y si no, no worries, que para eso está el Señor Rosco, para informar, entretener y (si es posible) pervertir.

Como ya había narrado hace unos días, para empezar eso de la multiculturalidad es una mamada y un eufemismo, lo equivalente a decir que comprar un montón de ingredientes en el súper es tener un banquete.

Por razones evidentes, la gran mayoría de los inmigrantes (temporales o permanentes, trabajadores o estudiantes) es de origen asiático. Y así como contaba sobre el racismo y la "discriminación" de parte de los güeros, debo decir que ellos (los asiáticos) ponen mucho de su parte. Resultan ser excluyentes, cerrados, conservadores y con un puto acento que no se entiende un carajo. En pocas palabras: cagantes.

Evidentemente, no tendría por qué arremeter contra ellos, si finalmente yo mismo tengo ancestros de por esos lares. Pero he de decir que todo lo cultural (afortunadamente) se quedó en algún barco o se perdió contra los muy dominantes genes mexicanos (no usaré la palabra latinos porque me súper caga). Porque evidentemente, absolutamente nada que ver. Y gracias por mi acento de serie gringa de televisión, porque si no estaría en este momento haciendo el nudo para colgarme de la lámpara de la biblioteca.

Como sea, todo esto iba a la limitada oportunidad que uno tiene para ser sociable, a pesar de que a todas luces tengo una personalidad más extrovertida que la del 98% de las personas en esta universidad. (¿Por qué será que nadie canta en las calles? ¿Es que YO soy el raro???). Los de Singapur, por decir un país, terminan invariablemente con los de su misma estirpe, y lo mismo pasa con la abrumadora mayoría de las personas. ¿Para qué se van de intercambio entonces? me pregunto yo. Se ve que no tienen intención de trascender sus fronteras culturales y lingüísticas. Con razón hablan tan jodidamente mal, si se la pasan hablando en su idioma todo el tiempo.

Y bueno, hablando un poco de los australianos, he notado que mis compañeros de maestría ya se ven todos aseñorados, de traje y toda la mamada. Hasta me ven raro, llegando de jeans y playera; una inspección más a detalle, no obstante, revela mucho más que lo que se ve a simple vista: no son tan metrosexuales después de todo. De hecho tienen bastante mal gusto para vestir porque les encanta, por ejemplo, ponerse un traje negro con calcetines cafés. Pero basta ya de pendejadas, no estoy aquí para andar con chismes baratos. Para eso hay en la tele cantidad de programas pendejos. (Y no se apuren, ya habrá tiempo de hablar basura de los hindús jajaja).

Ahh por cierto, ayer me topé con 2 animales raros, viviendo en un árbol a orillas de la universidad. Le sacaron un buen susto a un cabrón que iba pasando jajaja. Le pregunté el nombre y me dijo que se llaman possum. Lucen algo como éste:

Sí, se trata de una zarigüeya (o tlacuache), pero se veían bastante más repuestas que las que hay en el jardín de mi casa. Con razón no las reconocí...

Ahora es tiempo de salir a la intemperie a estrenar mi ropa térmica. Está de poca madre.

Frustración y antisemitismo

Tal vez algunos se pregunten por qué demonios ha pasado tanto tiempo sin que este blog siga creciendo como hasta ahora; en dónde demonios he estado metiendo la cabeza que ni tiempo tengo para mostrar siquiera algo de consideración hacia mis lectores y mi persona (yo soy mi lector número 1, por si no lo sabían).

La respuesta es simple y contundente: buscando un puto lugar para vivir. Y por ello me refiero a un lugar en el que por vivir ahí no tenga que sacrificar la mitad de las cosas que para mí constituyen una vida razonablemente decente (y sí, lo acepto, estaba acostumbrado a vivir excesivamente bien). Pues bien, hace un par de días andaba feliz porque finalmente alguien me aceptó para vivir en un lugar que me gustó bastante. Y bueno, no entiendo esa necesidad por sentirme aceptado porque era un cabrón que ni siquiera vivía ahí, simplemente era el pinche landlord, para quien mi dinero finalmente vale lo mismo que el de cualquier otro cabrón dispuesto a pagar AUD215 a la semana por un cuartote con cama matrimonial. Eso sí, con una tele como de 50 pulgadas de alta definición.

En algún momento de debilidad estuve muy muy tentado a aceptar y firmar ipso facto, pero mi lado razonable se impuso diciéndome que no hay necesidad de pagar tanta lana por un capricho pasajero. Y ni siquiera hay ESPN.

Al final, el pendejo este me estuvo presionando para que le pagara el primer mes y el depósito ya mismo, aún cuando me hubiera mudado hasta el primero de agosto. Eran como 1700 dólares de putazo, aparte de que quedaba amarrado por 1 año completo. Intenté negociarlo, y aunqué accedió a convertir el contrato en uno de 6 meses, me dijo que le tenía que pagar 5 dlls más a la semana por ser un contrato "a corto plazo". Nunca he favorecido el racismo ni la discriminación, pero ¿saben qué? Pinche judío de mierda, puede ir y picárselo con una jabalina al rojo vivo.

Ahhhhh that felt SO GOOD...

sábado, 19 de julio de 2008

¿Qué les pasa?

Así es, como ven, estoy de vuelta. There's so much to tell you, so little time...
De hecho hay bastante pero sigo algo ocupado buscando un depa para vivir y botar de una vez por todas las horribles maletas que traigo. Casi tan pesadas como las conciencias de muchas personas que conozco. Pero no estoy acá para hablar de conciencias, sino de lo que ha pasado en días recientes. Mhhh no, pensándolo bien, eso será en otra ocasión, cuando haya más tiempo para la ociosidad. Sólo de lo que pasó ayer.
Resultó que como era de esperarse, la llegada de una nueva camada de estudiantes significa que todos andan de un humor increíble, todos súper sociables y con ganas de conocer absolutamente a todo el que pase por ahí. Cosa rara, pues la mayoría vienen de lugares casi tan lejanos como yo, aunque la verdad dudo bastante que muchos hayan sufrido los niveles de tensión que yo experimenté en el viaje... el caso es que todos se ponen su maquillaje de entes sociales y abiertos y a huevo encajas. A mí la neta me daba un poco de hueva pero bueno, tampoco es tan malo; prejuicios aparte, la inmensa mayoría son muy buen pedo.
Como para variar desvarié, tomaré la ruta más directa: ayer fui con un flamante amigo alemán a una cena, organizada por una niña de las Islas Mauricio (que puso en tela de juicio mis polvorientos conocimientos geográficos...), de aquellos que presumen vivir a un lado de la universidad. Seres sobremanera afortunados y previsores. El caso es que la cena derivó en un "drinking game" improvisado (aunque todos lo veíamos venir, no nos hagamos pendejos), con un par de dados donde las reglas exigían chupar y chupar y ensañarse entre los participantes, algo bastante divertido para romper el hielo y (eventualmente) la vertical.
Un par de horas después llegamos al lugar, para variar pedimos otra cosa pero cuando fui a la barra a explicarle a la incrédula barwoman qué chingados es una cuba campechana con peras y manzanas (lo cual tardó no menos de 2 minutos), algo extraño pasó porque no aparecieron mis acompañantes por ninguna parte, sospecho que fueron secuestrados por un ovni porque en verdad los busqué en los 4 pisos del lugar y no aparecieron. Extraño, 2 días de conocerlos y ya les cago la madre, creo que es un nuevo récord incluso para mí.
Pero la historia no acaba ahí, de hecho todo esto fue el prólogo de otra de mis interminables historias.
Entendí el mensaje del destino, y la neta qué necesidad de seguir en ese lugar donde cobran AUD 7.50 por una cuba que hace ver al baraima como una bebida de lujo. Salí huyendo del lugar con destino a casa. Y por casa me refiero a un hostal, del cual no tengo casi ninguna queja.
Resulta que en el sótano del lugar hay un pequeño antro cuyo nombre no recuerdo ahora. El caso es que afuera en la banqueta hay mesas para los fumadores, y al pasar por ahí súbitamente decidí que la noche no había terminado aún. Probando suerte, me dije -a ver si es cierto que estos cabrones son tan a toda madre como dicen. Y sin más, me senté en una mesa donde, como había previsto, quedaron fascinados sólo con saber que vengo de un país del que seguramente no conocen un carajo.
Pero bueno, una entrada razonablemente rápida al mundo de los borrachos australianos. Para esto ya eran como las 2 am así que ya todo mundo andaba flameadón. O como me gusta decir, 'socialmente lubricados'. Bueno sin más conocí a otra mujer, que me dijo que esperara a sus amigos porque no conocían a ningún mexicano y seguro les iba a caer poca madre. Platicamos un rato y al cabo de unos minutos, fuimos de vuelta adentro. Ahí estuvimos baile y baile, aunque poco tardé en entender la fascinación: la niña esta estaba con el novio y otra amiga, la amiga que siempre queda haciendo el mal tercio, y con mucha razón. Era básicamente un cerdo. Y no de esos chistosos o simpáticos que me gustan tanto y que dan ganas de jalarles la cola. Nada de eso.
Bueno, como sea, sus aspiraciones románticas quedaron prontamente desmentidas, pero yo me quedé platicando un rato con el novio, un tipo guero con barba de hippie, el australiano promedio supongo.
¿Y saben? En este país se enorgullecen mucho de ser una nación multicultural, incluyente y evolucionada. Y hasta ese momento no podría haber estado más de acuerdo ya que todos me han tratado increíblemente bien, en cualquier situación. Pero acá las circunstancias eran otras, y con copa en mano, no falla: les sacas la sopa a huevo. Pensándolo bien, eso de ser confidente de borrachos se me da muy bien, debería buscar hacer carrera de eso. ¿Existirá el cargo?
Déjenme exponer el contexto: un antro pequeño, tal vez 100-120 personas bailando la predecible música pop que nunca pasará de moda entre la gente con gusto y neuronas limitados.
Pero ohh sorpresa, dónde quedó la multiculturalidad???? La armoniosa conviencia entre la gente de todos lados? Nowhere to be found, that's for sure. TODOS ERAN GÜEROS.
Así es, se las dan de muy chingones, pero en el fondo es lo mismo en todos lados. No se mezclan con nadie más, incluso ni con los güeros de otros lados.
Volviendo a la plática con el guey este, le hice la observación. Después de varios dimes y diretes que no vale la pena reproducir, tuvo que darme la razón: son racistas como la chingada, y tienen un sentimiento muy a flor de piel de que les están robando su país. Como si ellos no lo hubieran hecho antes a los pobladores originales que ahora sólo sirven para atraer turistas y aparecer en folletos que hablan de la gran multiculturalidad de Australia. Qué ironía.
Al final, todo se reduce a que la gran mayoría de la gente teme a lo desconocido, y pocos se aventuran a abandonar esa zona de certidumbre y confort. Lo bueno es que uno está acá como estudiante extranjero y no te ven como una amenaza. Pues deberían. Porque soy más cabrón que ellos. Y ciertamente bailo INFINITAMENTE mejor.

viernes, 11 de julio de 2008

¿Qué me pasa?

En efecto, cada vez falta menos. 3 días y medio para ser exactos, así que pensé que es un buen momento de escribir una de las últimas entradas en esta ciudad y este país.
¿Saben? Por una parte, he desperdiciado demasiada energía tratando de señalar los defectos e inconveniencias de vivir en esta ciudad olvidada por los dioses. Y vaya que hay demasiados. Pero por otro lado, todo este tiempo de vacacionista voluntario me han servido en demasía para aprender a valorar todas esas cosas que uno da por sentadas. Mi pretensión no es sonar cursi ni explotar ningún cliché, pero efectivamente, uno aprende a valorar las cosas cuando no las tiene, o en mi caso, cuando está a punto de dejarlas. Hoy por hoy, sé que lo que importa es vivir para ser feliz, no para quejarse, no para pelearse con la humanidad, y sobre toda las cosas, no para anhelar lo que no se tiene.
No tengo ni idea de dónde viviré, a quiénes conoceré ni si la maestría que elegí es la mejor opción. Pero sé que me iré a ser muy feliz, y ojalá, a contagiar a los demás. Tengo muchísimas expectativas que sé que serán cumplidas con creces.
Pendejeando en la página de la universidad, encontré una pequeña guía de orientación, donde hablan del llamado Shock cultural. Es esa incomodidad inicial cuando uno llega a algo totalmente desconocido, o incluso antes, todas esas cosas que uno experimenta en la antesala de un cambio de tal magnitud en nuestro estilo de vida. Afortunadamente yo ya pasé por ello una vez cuando me fui a Suecia, y en ese sentido no me espanta. Pero aún así, ahora que lo pienso lo único que siento es una inconmensurable emoción ante lo que viene, tranquilidad y gratitud. Justo ahora estoy al borde de las lágrimas de la felicidad que siento, y quisiera que todas las personas experimentaran esta sensación alguna vez.
No hay nostalgia, ni remordimiento, mucho menos tristeza.
Ni el ayer ni el mañana importan.

martes, 8 de julio de 2008

Para la posteridad

Tengo que escribirlo antes de que se me olvide. Es que lo que leímos hace rato es una perla de sabiduría como pocas. Y tan poderoso es su mensaje como efímera su memoria.


Pues resulta que estaba buscando un libro de viajes, preferiblemente un Let's go: Australia o de jodido el Lonely Planet. Ingenuamente me alegré al ver un letrero que indicaba un descuento del 15% justamente en las guías para viajes, con vigencia hasta hoy. Chingón, qué afortunado soy -pensé- aunque muy poco me duró el gusto. La única guía de Australia era en español, y al ridículo precio de 650 pesos.

Como una visita al Sanborns no puede estar completa sin la infaltable hojeada a una revista, o en nuestro caso, un libro porque estaban más cerca, procedimos con el riguroso fisgoneo...

El ejemplar al que me refiero tenía algo, un halo, un aura que parecía tenerlo suspendido sobre el estante. Un extraño magnetismo guió nuestras miradas hacia él: ahí estaba, orgulloso, posando justo al nivel de los ojos, desafiándonos.

El título era algo así como Te desafío a prosperar, obra de uno de los autores más leídos en nuestro idioma: el único, el inigualable Carlos Cuauhtémoc Sánchez.

Al abrirlo en una página al azar, nos encontramos con las 2 líneas que me inspiraron y decidieron a escribir estas otras. Les pido respirar hondo porque estoy a punto de develar ante nuestros ojos la que podría llegar a convertirse en una de las frases más trascendentes en la historia de la humanidad:




Mito: tu esposa es un ser tierno y dulce.
Realidad: tu esposa es la versión joven de tu suegra.



Sin demasiadas palabras, te pido una disculpa, Carlos Cuauhtémoc (si me permites hablarte de tú y si no me vale madres) si es que alguna vez he hablado mal de ti. Eres una riata.

lunes, 7 de julio de 2008

Sí. Ellos nos regalan un quinto set.

Wow, la impertinencia de no empedar.
Justo ahora, los 2 güeyes más atascados del tenis mundial se acaban de ir a 5 sets en la final de Wimbledon. Y el guey más atascado en todo lo demás está en briefs en frente de su computadora medio crudeando narrando la experiencia de la noche pasada. ¿Y saben qué? No pudo ser mejor.
Sé que jamás encontraré un mejor ambiente, mejores amigos, y obviamente, mejor música (aunque la neta es que estuve al borde de los golpes para quitar la mierda que DJ Frank quiso infiltrar...). Todo fue extraordinario. Como lo fue el hecho de que nadie perdiera como lo había pensado. Como lo fue el hecho de que DJ Chachalaca es el más cabrón de TODO el universo (y al que no le parezca, que chingue a su madre).
Simplemente, no hay palabras para describir todo esto. Bueno, sí hay pero no tengo por qué compartirlas. Baste con decir que hasta eso soy un excelente bailador y que las pobres canguras ya están condenadas.
Sí, así es. Yo soy el Rosco y eso nadie me lo quita. Lo portaré con orgullo durante toda la vida.
Besos.

domingo, 6 de julio de 2008

Something must brake

Siguiendo con la larga tradición (de una sola vez), es pertinente hablar un poco sobre lo que se viene para hoy en la noche. Un magno evento del que ya habíamos hablado en este espacio: como saben, el Señorón llamado Don Rosco (por esta noche él prefiere que lo llamen DJ Chachalaca) se va muy muy lejos (en persona porque su amargado espíritu seguirá rondando estas páginas por mucho tiempo más).
Ha sido un día algo ajetreado, la carpa llegó mucho tiempo después del convenido, el clima ha estado algo molesto, pero poco a poco toda la maraña de pendientes se va deshaciendo.
La primera invitada, por cierto, fue una amiga muy querida, y de muchos años. De hecho, sospecho que es la más amiguera de todos los que asistirán. Sí, se trata de mi amiga chela, y seguramente habrá para todos.
A diferencia del otro post, donde el plan original contemplaba ir a la comida de exalumnos del Madrid y cuando lo escribí ya estaba medio preocopeado, ahora tuve más tiempo para prepararme física y mentalmente. Resurgió el guey súper ganoso que conozco tan bien, y que sudó la gota gorda para estar perfectamente entonado, tal como lo requiere la ocasión.
Además de la segregación de una gran cantidad de endorfinas que garantizan mi excelente humor durante toda la velada, correr me sirvió para ir calando el contenido musical del Zune, y para incluir algunas muy buenas canciones (como la que da título al post) que seguramente escucharemos en unas horas.
Finalmente dejó de llover. No sé si salga el sol, pero ya no importa: sé que esta será una ocasión memorable.
Cáiganle a Crepúsculo!

jueves, 3 de julio de 2008

El carreño del chilango del siglo XXI

A consecuencia del inevitable cambio generacional, seguramente muy poca gente (si es que queda alguna) recordará aquel Manual de urbanidad y buenas costumbres, el Carreño.

Y cómo no, si sólo leer el interminable título da una súper hueva:
Manual de urbanidad y buenas maneras para uso de la juventud de ambos sexos en el cual se encuentran las principales reglas de civilidad y etiqueta que deben observarse en las diversas situaciones sociales, precedido de un breve tratado sobre los deberes morales del hombre.

Yo pensaba que el autor era español pero resulta que es en realidad venezolano, y publicó su magnum opus por ahí de 1853. Por referencias familiares, sé que al menos a mi papá le tocó fumarse el mentado tratado, un siglo después de que fuera escrito. Eso nos muestra qué poco cambiaban los cánones de las "buenas costumbres", y me hacen preguntarme muy seriamente qué tanto han cambiado desde entonces. Sobre todo, si comparamos con una sociedad más evolucionada, como la francesa, por ejemplo. Si consideramos que el cine es un reflejo más o menos certero de las condiciones sociales e ideológicas imperantes, resulta que las películas que ya se hacían en los 60s en Francia levantarían algunas cejas hoy en día en nuestro país...

Pero aterrizando un poco en el contexto contemporáneo de la Ciudad de México, pensaba en qué forma ha cambiado la manera en que interactuamos con los demás. Definitivamente, esas ocasiones de interacción son cada vez más frías, distantes, efímeras, hostiles e impersonales (¿verdad, adictos al messenger?).

Pero bueno, creo que la única etiqueta válida debería ser siempre el sentido común. Y desgraciadamente, resulta ser el menos común de los sentidos, por lo que personas como un servidor que somos consideradas con el prójimo nos la pasamos asintiendo en reprobación de los actos sociópatas que presenciamos en todo momento.


Eso me lleva a enlistar ciertos patrones de conducta que, aunque parezcan hasta cierto punto triviales, para mí podrían definir algo así como el Coeficiente Social de una persona. Por ejemplo:

  • Primero que todo, la etiqueta al manejar el coche. ¿Acaso cuesta tanto poner la puta direccional, o dejar pasar al que te la pone? ¿O qué tal el imbécil que te quiere rebasar por la derecha y cuando no lo dejas se emputa?

  • Mención especial para los cruces de cebra (peatonales), y a quienes acostumbran obstruírlos. Escúpanles de mi parte, por favor!

  • El trato con la gente que se ve forzada a atendernos por la naturaleza de trabajo (i.e. cajeros bancarios, empleados del súper, meseros, etc.). Cuántas veces me habrá tocado ver una actitud despótica y discriminatoria hacia esas personas, y la neta uno debería ser más empático. A menos de que exista un gusto por que le escupan a la comida...

  • Respetar el orden de llegada a una cola. Nunca falta el típico naco que se quiere meter en doble fila, saltarse el turno en la salchichonería... y si alguien les dice algo, por supuesto se hacen súper güeyes...

  • El carrito en el súper. Cómo me súper encabrona porque además es lo más común. NUNCA FALTA la señora fodonga que deja el carrito atravesado enmedio del pasillo, o que de plano va en la pendeja, justo a la velocidad a la que más jode. Cuando me toca presenciar esto, suelo llegar a moverles o de plano chocarles el carrito. Pero lo más preocupante es que, si así maniobran en el súper, ya se imaginarán lo bien que manejan la Windstar...

  • La típica: contestar el celular en el cine, o en el salón de clases, o básicamente en cualquier situación inapropiada. Sin palabras.

  • Para acabar, tirar basura en la calle. Qué mamada.

Seguro se me fueron bastantes, si se les ocurren más déjenme una mentada donde les plazca. No hay problema si sacan un poco el cobre. Así nos vamos conociendo más.

miércoles, 2 de julio de 2008

Stifler dice: Fuck those fuckers!


Recuerdo que hace muchos años, tal vez cuando tenía 12 o 13, me preguntaba qué pedo con Australia, cómo era posible que fuera un país desarrollado si estaba en casa del demonio aislado del resto. Seguramente también me pasó por la mente que todo el desarrollo se debiera a los inodoros tan radicales, aunque ahora ya todos sabemos que eso es un mito. Pero lo que más me preguntaba era en qué momento se había vuelto una colonia inglesa. Para acabar pronto, si su "descubrimiento" había sido antes o después que el de América.

Definitivamente eran otros tiempos, no como ahora que cualquier duda (o al menos el 98%) se pueden despejar en unos cuantos minutos checando en internet. Ahora el gran problema es que cuando uno llega a la computadora, tantas cosas que consultar, pero al menos en mi caso me pongo a bajar discos y checar mi mail y todo se me olvida.

Bueno pues a lo que iba es que, aunque ya medio sabía, no recordaba los detalles. Pero hoy mientras tuve que leer periódicos bastante aburridos y de casi un mes de antigüedad mientras era testigo de la burocracia australiana ejecutada por burócratas mexicanos, me tropecé con un libro que hablaba un poco acerca de la historia de ese país.

Resulta que un famosón capitán Cook llegó a Australia en 1788 con los primeros colonizadores (convictos indeseables en en Reino Unido), bueno cabe mencionar que los holandeses ya habían llegado desde 1606 pero fue hasta fines del s.XVIII cuando los ingleses para variar se agandallaron la islota.

Algo que me llamó mucho la atención es que hoy en día hay una especie de fundación que reconoce a los que han rastreado a sus ancestros hasta la tripulación de esa expedición.

Jajaja, cómo cambia la percepción, ahora resulta que es un honor que el árbol genealógico incluya algún malviviente. Es casi como si uno soñara con ser un cerdo despreciable y vomitivo como los hijos de marta sahagún. Y encima de todo, presumir el apellido como de abolengo de pueblo. Qué pinche asco.

En fin, me doy cuenta de que empezaron como maleantes, y eso no ha cambiado mucho. Baste con decir que me enchufaron con AUD 450 ($4660 M.N.) por la maldita visa de estudiante. Bueno y otros 400 por el seguro médico que casualmente es obligatorio.


Sí Don Rosco, tiene usted razón. Fuck'em.
PS: sólo basta con ver al koala. Tiene cara de maldito...

martes, 1 de julio de 2008

Crap

Ni al caso con absolutamente nada, pero he llegado al punto de la intolerancia hacia un pedazo de basura que tengo en mi cuarto desde hace algunos años. Se trata de un reproductor de DVD y home theater Samsung.

Recuerdo que lo compré hace algunos años, como 4 aproximadamente, en lo que fue una de mis primeras compras al empezar a trabajar. Una excelente sensación, tener dinero por primera vez con la satisfacción de que uno mismo lo ganó. Lo que ahora no me parece tan chistoso, es mi mal juicio de ese entonces. Como viene todo integrado, jamás se me ocurrió pensar en qué iba a hacer si algún día se arurinaba el lector de discos. Básicamente, el sistema de bocinas y woofer se vuelven tan útiles como un celular sin pila.

Bueno, pues por más trillado que suene, lo barato sí sale caro. Por ahorrarme unos pesos, la porquería esta comenzó a colmarme la paciencia. Todo comenzó a los pocos meses de comprado, al cabrón se le ocurrió que no le daba la gana leer discos originales. Puro pirata. Y como desafortunadamente soy bastante atascado con eso de comprar películas originales, pues se imaginarán que me encanta comprar una película de 30 USD Criterion Collection y toda la mamada para que la porquería esta se niegue a reproducirla.

Hace unos meses, como que agarró su segundo aire (a base de madrazos a puño cerrado en señal de total frustración) y se dignó por unas cuantas ocasiones a leer originales otra vez, pero desde hace un par de semanas el sueño terminó. Ahora esta chingadera no lee ni originales, a veces ni siquiera las pirata. O sea, en pocas palabras, lee lo que se le da la gana, cuando se le da la gana.

Moraleja: NUNCA compren cosas coreanas. Apestan. Y si tienen ganas de darle un madrazo a su DVD de vez en cuando, háganlo. Es bueno para la mente. Y se termina jodiendo de todas formas así que uno que otro martillazo tampoco está de más...


Ahhh casi lo olvidaba. Hoy aprendí lo que es un heliofanógrafo. Chingón no? Seguro sirve igual que mi DVD Samsung, pero infinitamente más bonito. Gracias por compartir la sabiduría, mujer de cabello azul.