domingo, 6 de julio de 2008

Something must brake

Siguiendo con la larga tradición (de una sola vez), es pertinente hablar un poco sobre lo que se viene para hoy en la noche. Un magno evento del que ya habíamos hablado en este espacio: como saben, el Señorón llamado Don Rosco (por esta noche él prefiere que lo llamen DJ Chachalaca) se va muy muy lejos (en persona porque su amargado espíritu seguirá rondando estas páginas por mucho tiempo más).
Ha sido un día algo ajetreado, la carpa llegó mucho tiempo después del convenido, el clima ha estado algo molesto, pero poco a poco toda la maraña de pendientes se va deshaciendo.
La primera invitada, por cierto, fue una amiga muy querida, y de muchos años. De hecho, sospecho que es la más amiguera de todos los que asistirán. Sí, se trata de mi amiga chela, y seguramente habrá para todos.
A diferencia del otro post, donde el plan original contemplaba ir a la comida de exalumnos del Madrid y cuando lo escribí ya estaba medio preocopeado, ahora tuve más tiempo para prepararme física y mentalmente. Resurgió el guey súper ganoso que conozco tan bien, y que sudó la gota gorda para estar perfectamente entonado, tal como lo requiere la ocasión.
Además de la segregación de una gran cantidad de endorfinas que garantizan mi excelente humor durante toda la velada, correr me sirvió para ir calando el contenido musical del Zune, y para incluir algunas muy buenas canciones (como la que da título al post) que seguramente escucharemos en unas horas.
Finalmente dejó de llover. No sé si salga el sol, pero ya no importa: sé que esta será una ocasión memorable.
Cáiganle a Crepúsculo!

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