sábado, 19 de julio de 2008

¿Qué les pasa?

Así es, como ven, estoy de vuelta. There's so much to tell you, so little time...
De hecho hay bastante pero sigo algo ocupado buscando un depa para vivir y botar de una vez por todas las horribles maletas que traigo. Casi tan pesadas como las conciencias de muchas personas que conozco. Pero no estoy acá para hablar de conciencias, sino de lo que ha pasado en días recientes. Mhhh no, pensándolo bien, eso será en otra ocasión, cuando haya más tiempo para la ociosidad. Sólo de lo que pasó ayer.
Resultó que como era de esperarse, la llegada de una nueva camada de estudiantes significa que todos andan de un humor increíble, todos súper sociables y con ganas de conocer absolutamente a todo el que pase por ahí. Cosa rara, pues la mayoría vienen de lugares casi tan lejanos como yo, aunque la verdad dudo bastante que muchos hayan sufrido los niveles de tensión que yo experimenté en el viaje... el caso es que todos se ponen su maquillaje de entes sociales y abiertos y a huevo encajas. A mí la neta me daba un poco de hueva pero bueno, tampoco es tan malo; prejuicios aparte, la inmensa mayoría son muy buen pedo.
Como para variar desvarié, tomaré la ruta más directa: ayer fui con un flamante amigo alemán a una cena, organizada por una niña de las Islas Mauricio (que puso en tela de juicio mis polvorientos conocimientos geográficos...), de aquellos que presumen vivir a un lado de la universidad. Seres sobremanera afortunados y previsores. El caso es que la cena derivó en un "drinking game" improvisado (aunque todos lo veíamos venir, no nos hagamos pendejos), con un par de dados donde las reglas exigían chupar y chupar y ensañarse entre los participantes, algo bastante divertido para romper el hielo y (eventualmente) la vertical.
Un par de horas después llegamos al lugar, para variar pedimos otra cosa pero cuando fui a la barra a explicarle a la incrédula barwoman qué chingados es una cuba campechana con peras y manzanas (lo cual tardó no menos de 2 minutos), algo extraño pasó porque no aparecieron mis acompañantes por ninguna parte, sospecho que fueron secuestrados por un ovni porque en verdad los busqué en los 4 pisos del lugar y no aparecieron. Extraño, 2 días de conocerlos y ya les cago la madre, creo que es un nuevo récord incluso para mí.
Pero la historia no acaba ahí, de hecho todo esto fue el prólogo de otra de mis interminables historias.
Entendí el mensaje del destino, y la neta qué necesidad de seguir en ese lugar donde cobran AUD 7.50 por una cuba que hace ver al baraima como una bebida de lujo. Salí huyendo del lugar con destino a casa. Y por casa me refiero a un hostal, del cual no tengo casi ninguna queja.
Resulta que en el sótano del lugar hay un pequeño antro cuyo nombre no recuerdo ahora. El caso es que afuera en la banqueta hay mesas para los fumadores, y al pasar por ahí súbitamente decidí que la noche no había terminado aún. Probando suerte, me dije -a ver si es cierto que estos cabrones son tan a toda madre como dicen. Y sin más, me senté en una mesa donde, como había previsto, quedaron fascinados sólo con saber que vengo de un país del que seguramente no conocen un carajo.
Pero bueno, una entrada razonablemente rápida al mundo de los borrachos australianos. Para esto ya eran como las 2 am así que ya todo mundo andaba flameadón. O como me gusta decir, 'socialmente lubricados'. Bueno sin más conocí a otra mujer, que me dijo que esperara a sus amigos porque no conocían a ningún mexicano y seguro les iba a caer poca madre. Platicamos un rato y al cabo de unos minutos, fuimos de vuelta adentro. Ahí estuvimos baile y baile, aunque poco tardé en entender la fascinación: la niña esta estaba con el novio y otra amiga, la amiga que siempre queda haciendo el mal tercio, y con mucha razón. Era básicamente un cerdo. Y no de esos chistosos o simpáticos que me gustan tanto y que dan ganas de jalarles la cola. Nada de eso.
Bueno, como sea, sus aspiraciones románticas quedaron prontamente desmentidas, pero yo me quedé platicando un rato con el novio, un tipo guero con barba de hippie, el australiano promedio supongo.
¿Y saben? En este país se enorgullecen mucho de ser una nación multicultural, incluyente y evolucionada. Y hasta ese momento no podría haber estado más de acuerdo ya que todos me han tratado increíblemente bien, en cualquier situación. Pero acá las circunstancias eran otras, y con copa en mano, no falla: les sacas la sopa a huevo. Pensándolo bien, eso de ser confidente de borrachos se me da muy bien, debería buscar hacer carrera de eso. ¿Existirá el cargo?
Déjenme exponer el contexto: un antro pequeño, tal vez 100-120 personas bailando la predecible música pop que nunca pasará de moda entre la gente con gusto y neuronas limitados.
Pero ohh sorpresa, dónde quedó la multiculturalidad???? La armoniosa conviencia entre la gente de todos lados? Nowhere to be found, that's for sure. TODOS ERAN GÜEROS.
Así es, se las dan de muy chingones, pero en el fondo es lo mismo en todos lados. No se mezclan con nadie más, incluso ni con los güeros de otros lados.
Volviendo a la plática con el guey este, le hice la observación. Después de varios dimes y diretes que no vale la pena reproducir, tuvo que darme la razón: son racistas como la chingada, y tienen un sentimiento muy a flor de piel de que les están robando su país. Como si ellos no lo hubieran hecho antes a los pobladores originales que ahora sólo sirven para atraer turistas y aparecer en folletos que hablan de la gran multiculturalidad de Australia. Qué ironía.
Al final, todo se reduce a que la gran mayoría de la gente teme a lo desconocido, y pocos se aventuran a abandonar esa zona de certidumbre y confort. Lo bueno es que uno está acá como estudiante extranjero y no te ven como una amenaza. Pues deberían. Porque soy más cabrón que ellos. Y ciertamente bailo INFINITAMENTE mejor.

1 comentario:

Pip3ns dijo...

Tienes razón Almirante. ERES EL MÁS CaBRÓN!!!!


Fiestaaaaaaaaaaa...