Laughing. By myself.

Pensándolo bien, mi casa es un excelente venue para la celebración de fiestas de todo tipo. Alguien, creo que el Pollo Pip3n, me decía hace no mucho esa particularidad de mi casa: hay muchos lugares para estar, cada uno con su ambiente particular. De eso uno se da cuenta viviendo ahí, aunque a veces como lo tienes ahí ni te interesa explorar. Mi lugar favorito (después de mi cama, obvio!) será siempre la terraza y el jardín de atrás. Cualquiera que haya ido al menos una vez sabrá por qué, porque casualmente también es el lugar indicado para que DJ Frank haga girar los viniles.

Ayer fue una de aquellas fiestas, con el motivo del cumpleaños de mi hermano Jorgito. No sé la razón, pero aunque siempre son ellos (mis hermanos) quienes conciben y organizan las fiestas, siempre resula que mis invitados superan en número a los de ellos. Lo que es ser popular jajaja. Aunque más bien se debe a que mis allegados son más pedos y en consecuencia no dejan pasar la más leve oportunidad de brindar con el aún más pedo anfitrión.

Por cierto, ayer los tragos estaban de mucha altura. Tenía meses sin tomar vodka y resultó una buena elección. Pero los shots de hielo son una chafada, máxime si no contienen al menos un poco de gasolina o thinner.

Lamento decir que me perdí buena parte de la acción (de la fiesta), por subirme muy temprano a mi cuarto. Y quisiera disculparme con mis invitados por hacerlo y por no acompañarlos a la salida como suelo hacer, pero sé que ellos ya saben el tipo de persona tan corriente que soy. Al menos no los tomó por sorpresa.

Aunque ahora faltan algunas cosas por arreglar, no es tan malo; Frisco ya hizo casi todo el trabajo. De todos modos, no quedó tan desmadrado el asunto.

Sin embargo, si dentro de algunas semanas ocurre mi despedida, ahí sí habrá caos, muerte (de neuronas por supuesto) y destrucción. Y todos quedaremos more than Comfortably numb.

Esa es mi promesa para todos ustedes.

¡Pura yesca!