miércoles, 26 de marzo de 2008

Cocina 101

Aunque para muchos la semana santa representa muchas cosas muy diversas (abstinencia, autoflagelación, vegetarianismo, vacaciones...), para un servidor que se encuentra en un estado de permanent vacation lo más que puede ser es la oportunidad para vengarse de esta ciudad y aprovechar para circular en horas típicamente imposibles con la mayor calma.
Aparte de eso, en esta ocasión decidí quedarme en mi casa, buscando ese grado supremo de paz y quietud que sólo es alcanzable completamente solo, sin miles de pendientes ni compromisos ni la chingada.

Uno de esos días estaba huevoneando con el otro vacacionista renegado, A.K.A. Chiky, cuando se nos ocurrió llevar nuestro interés común por la cocina a un nuevo nivel. Decir un nuevo nivel significa trascender la pantalla de la tele, porque aunque los 2 somos fans de programas de cocina como Iron Chef America, Antony Bourdain e incluso la súper atascada Rachel Ray, casi nunca hacemos mucho más que una pizza prehorneada para acabar con el hambre.
Estábamos, pues, ante una oportunidad de oro: casa sola y la posibilidad de dejar hecha un asco la cocina (bueno, no tanto), así que nos dispusimos a ir al super e intentar hacer un mexican remedo de alguna suculenta receta.
Para no encasillarnos, al final decidimos no elegir ninguna receta en especial; en cambio, preferimos esperar la inspiración en los pasillos del súper, sólo teniendo en la cabeza la idea de que queríamos (obviamente) algo atascado, ostensiblemente una pasta.

Después de una no-tan-inspirada ida al súper, nos dispusimos a dar rienda suelta al arte gastronómico que llevamos, en la sangre y sobre todo en las pupilas.
Siguiendo mis influencias mediterráneas, dejé caramelizando cebolla, un muy lento proceso que lleva por lo menos 1 hora. Aprovechamos metiendo al horno las verduras que compramos (i.e. berenjena, tomates verdes, jitomates, ajos) con aceite de olivo, vinagre balsámico, especias y por supuesto "salt and pepper action", una de las frases favoritas de Ms. Ray...
Después de un rato, mhhh empezaba a oler trés bien.


Para no aburrirlos con detalles irrelevantes, el producto final se veía como esto, súper sano, súper delicioso!:


Acompañado de pan del día con el toque particular del Iron Chef Rosco, sobra decir que la cena fue un éxito rotundo, a pesar de que el vino no estuviera a la altura. Pero si a esas vamos, ya llevábamos casi 2 horas de haber empezado a cocinar, y consecuentemente no menos de 1 six de cerveza por cabeza. Así que tampoco era el big deal.

¿Lo mejor de todo? Mhh nos aventuramos en un mundo de experimentación y sabor y salimos bien librados. Esto por supuesto me da confianza para seguir arruinando recetas a discreción en nombre de la "cocina de fusión". Aparte por ese precio, hubiéramos comido en Mc Donalds, o sea que por donde uno lo vea, fue una gran idea. ¿El drawback? Por supuesto que a nadie le gusta lavar los platos...

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