sábado, 1 de marzo de 2008

Viaje al corazón de México

Ayer fuimos al Zócalo, atraídos por el llamado museo ambulante, que presentaba una exposición de fotografía. Al parecer ahora todo mundo es asiduo a los museos, o de plano ese dicho de que "gratis hasta las puñaladas" es demasiado cierto, porque desde que llegamos tuvimos un mal presentimiento al ver las miles y miles de personas haciendo cola. No es que fuera un mal día para ir, en jueves, pero la verdad es que ya no se sabe en esta ciudad con tantísima gente; uno no puede sino preguntarse dónde chingados cabemos todos, y sobre todo, de qué viven si se permiten ir a un museo en un día laborable (justo como nosotros jeje).
El caso es que nos negamos a esperar en la fila bajo ese maldito calorón, eran casi las 2 de la tarde y el mal humor, particularamente el mío, empezaba a florecer. Al fondo de la plancha, había bastantes personas (yo diría alrededor de 100) de la Convención Nacional Democrática, esa parte de lo que queda del PRD que sigue apoyando a Andrés Manuel. Nos enteramos que podíamos obtener nuestra credencial de forma gratuita, así que esperamos unos cuantos minutos...
Mientras tanto, un orador elogiaba a AMLO mientras hablaba pestes de los "panuchos"(¿qué necesidad de insultar a los deliciosos bocadillos yucatecos? ¿ellos qué culpa tienen?). Lo que me llamaba más la atención es que aunque la gran mayoría de la audiencia se veía de clases más bien populares, se notaba una indignación y un desconento muy grande, particularmente con el tema de la inminente privatización de Pemex. Ahora bien, yo me pregunto, ¿cuál es la diferencia entre el obrero que gritaba "es un honor/estar con Obrador" y "no pasarán", y el oficinista clasemediero con deudas hasta el cuello y que, encima de todo, defiende a capa y espada su postura de que como estamos estamos bien y que AMLO es un peligro, como decían esos spots?
Los 2 serán borregos, pero ¿qué impide al segundo darse cuenta de la situción del país? ¿Realmente se creen lo que escuchan en Televisa y en TV Azteca? Digo, el obrero jodido al menos muestra un criterio, limitado, pero criterio al fin.
Es momento de hacer un paréntesis, para explicar algo que me acaba de venir a la mente. Como algunos sabrán, nunca he tenido una buena impresión de los contenidos de la televisión nacional. Aunque sé que podría llegar a sonar pedante, me encanta molestar a quienes ven esos programas del corte de Hoy, Tempranito, La oreja, La Academia, Big Brother, etcétera. Programas para sirvienta. Además de tener una producción que deja mucho qué desear, el contenido es lamentable.
Por eso es pertinente la aclaración: no tengo nada en contra de estos programas, ni de quienes disfrutan viéndolos, simplemente espero que quienes lo hacen sean conscientes de que provienen de las mismas empresas que nos dan atole con el dedo, trasquilan las noticias, carecen de cualquier tipo de ética y muestran el cobre a la menor provocación. O sea, si su mayor preocupación es enterarse de lo que pasó en las 10 telenovelas de la noche anterior, o el nuevo galán de la tesorito, y se preguntan por qué las cosas van de mal en peor, pues qué decir. Si nosotros aceptamos ser moldeados por empresas que favorecen el hecho de que cada vez estemos más jodidos y más ignorantes, luego no nos quejemos... ¿en qué concepo nos tienen estos hijos de la chingada?
Después de este largo paréntesis, y para acabar, lo único que puedo decir es que el viaje hasta el centro no fue en vano: las cervezas y las empanadas estuvieron buenísimas.

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