miércoles, 14 de mayo de 2008

Uno es uno

I.
Una cara familiar; un lugar remoto y desconocido. Me olvidé de tu nombre. En verdad me gustaría este lugar si tan sólo pudiera irme muy muy lejos, y verlo desde la distancia.
Cuando el día termina, cuando uno voltea alrededor y no encuentra a ningún amigo, ¿a quién llamarías? ¿qué tendrías que decirle? Guárdatelo para ti mismo; tu hogar queda a miles de kilómetros de aquí.

II.
Este señor vivía en una pequeña casa en una calle bastante tranquila. Un buen día (o muy malo, ustedes decidan), decidió levantar un muro dividiendo a la mitad su propiedad. En un lado tenía un pequeño departamento, con todo lo necesario para vivir: muebles, ropa, comida, libros. Hasta un gato, ¿por qué no?. En el otro, otro departamento, con muebles diferentes, comida diferente, todo diferente. El hombre, prácticamente un ermitaño, vivía en un lado durante algún tiempo hasta cansarse de su propia vida. Entonces, se desvestía, dejaba sus libros sobre la mesa y cruzaba al otro lado, a empezar una vida completamente distinta.
Así estuvo viviendo durante muchos años.
Tiempo después, cuando los vecinos, extrañados por su excesivo silencio, entraron a su casa para ver qué ocurría, se encontraron con su inerte cuerpo. Pero no sólo eso; encontraron en un armario, lleno de piso a techo, un altero de libros que él mismo había escrito. Nadie lo sabía; nunca lo había comentado con ninguna persona, mucho menos regalado alguno. Todos los guardó para sí mismo hasta el día de su muerte.
¿El título del libro? La vida y cómo vivirla.

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