Ouija board, ouija board...

Dejaré momentáneamente el tema de la soledad para escribir sobre cosas más alegres. Pido paciencia a mi muy nutrido club de lectores porque habrá venganza. Y muy nerd.

Me acaban de leer las cartas; fue una tía lejana que ni siquiera sabía que existiera. Admiro su capacidad para inventar cosas sobre la marcha sin que les gane la risa. Y admiro mi propia capacidad porque yo estaba muy solemne, reflexionando sobre lo que me decían. En pocas palabras, te dicen lo que quieres escuchar, que todo muy bonito pero que hay que estar muy preparado mentalmente, que será difícil el proceso de adaptación, y como no podía faltar, el elemento premonitorio sin entrar demasiado en detalles: resulta que una mujer blanca alta me va a ayudar cuando esté allá. Y pensándolo bien, podría ser casi cualquiera porque esta tía es morena y chaparra.

Todo iba bien, hasta que se le ocurrió preguntarme sobre mi religión, y ante mi evidente cara de what the fuck procedió a echarme un sermón que yo políticamente me fumé durante 10 larguísimos minutos (casi el tiempo que duró la lectura de las cartas). Me quedé pensando: ¿qué no se supone que si uno es muy religioso no debería andar mamando con eso de la lectura de cosas, bujería, amuletos y toda esa parafernalia? Pues como siempre, a menos que uno sea Ned Flanders o un santo (y obvio NO como Marcial Maciel), la gente vive la religión de dientes para afuera. Qué chafa.

Por eso, volvemos a que la única religión posible es Shoota. Y yo soy el dios.

Ahh y por cierto, resultó que mi carta era el rey de copas. ¿Cachetada con guante blanco?

Ni al caso, pero me gustó esto que tiene que ver con eso de las copas.

Se llama, obviamente, la canción del Rey de Copas.

Unos dicen que la salud,

otros dicen que el dinero;

los hay que dicen que el amor

es lo primero.

Pero yo digo que el olvido

vale más que todos ellos.

El que tiene salud, no lo sabe,

y si lo sabe, está enfermo.

Si cuentas que tienes amor,

tu amor es ya sólo cuento.

Y el dinero no compra ni amor ni salud:

sólo compra dinero, dinero.

Pero el vino del olvido a todos los lleva de vuelo,

salud cuidadosa,

mentira de amor,

números de sueño.

Alarga la copa, compañero:

bebe ilusión, que lo otro no es más verdadero.

¿Para qué lo duro?¿Para qué lo serio?

Que el vino nos haga olvidar las penas de amor

y la guerra y el tiempo.