miércoles, 4 de marzo de 2009

Win some, lose some. And then hate some more.

Wow.
Durante una de esas noches de ocio que todos conocemos tan bien, que comenzó con un frustrado intento por cenar pizzas y se tradujo en un ratito de exploración youtubezco, me enteré que hace unos cuantos meses salió a la venta una edición de lujo de uno de mis discos favoritos: Murmur, de R.E.M. Y por si lo pensaban, no, no pienso aburrirlos diciendo lo bueno que es pero suficiente alegría me dio como para atascarme de inmediato y bajarlo. Incluye, además del disco remasterizado (y al parecer casi re-producido), un concierto que dieron en Canadá por ahí de 1983. Una de esas joyas para los atascados como yo. El caso es que yo estaba feliz con mi nuevo disco doble, cuando en la página oficial del grupo leí que el concierto que dieron en noviembre 15 en el Auditorio Nacional fue el último de la gira mundial, con todas sus implicaciones. Ahhhhh qué chingada suerte. No pude evitar pensar qué tan diferente sería todo si hubiera pospuesto la maestría un semestre más.
La verdad me sorprendió un poco que el concierto se realizara en el Auditorio Nacional pues según yo REM es de esos grupos que aunque ya no están tan de moda como hace 15 años, fácilmente garantizarían un lleno en un lugar más grande (llámese Palacio de los Rebotes).
Como sea, en la página había un video de más de media hora que mostraba todo el encore de ese concierto, así que no siento que haya perdido demasiado (bueno aparte de ir a un concierto que seguramente hubiera estado en mi top 5). La cuestión es que en algún momento mostraron las gradas y estas no estaban llenas. Y había un chingo de oficinistas brincoteando cuando le llegó el turno a Man on the Moon con la corbata aún puesta y las mangas de la camisa enrolladas, algo ABSOLUTAMENTE inaceptable a pesar de haber sido en martes.
Súbitamente, recordé la vez anterior que vinieron, donde como suele pasar en México, las personas sólo se prendían con las tres canciones que se saben (en este caso, MotM, Losing my Religion y Everybody Hurts), y tampoco fue un lleno absoluto como merecen estos genios de Athens. Ahhh qué horror, cómo me hubiera gustado estar ahí.
Y bueno en consecuencia pensé en el megaconcierto que se viene, de Radiohead. A mí la verdad sí me gusta pero la verdad les perdí la pista después del OK Computer, y ese disco salió en 1997(!), así que hubiera preferido ir a ver a REM otra vez, sin pensarlo demasiado. Lo sé, alguna vez estuvo en mi lista de imperdibles, pero al ver la pinche euforia artificial que están provocando, no podría ser más indiferente. Y ni voy a estar, así que ni siquiera es por ardido de no haber conseguido boleto. Como sea, espero que quienes sí vayan se la pasen a toda madre (y que me digan por favor 3 canciones del In Rainbows...).

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