martes, 17 de marzo de 2009

Deux années sans lumière

Así es Rubito, tienes toda la razón. No había pensado en eso. Se cumplieron dos años de una pérdida irreparable. Ya no tiene caso llorar: todas las lágrimas se han secado. En su lugar, y mucho más apropiadamente, tuve que ir a servirme un vaso de whisky en las rocas, y brindar en silencio a la distancia. Vivir felices es la mejor forma de rendir homenaje a un amigo que sólo eso querría para nosotros. Y claro, la amistad es de esas cosas que siempre estarán ahí, por más tiempo que pase, por grande que sea la distancia que nos separe. Bueno, aunque Silvia no se digne a visitar a los olvidados chilangos...
Besos y abrazos, nacionales y de exilio.

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