sábado, 10 de enero de 2009

Sense overload

Ustedes disculparán la demora, pero ha sido un período desgastante en muchos sentidos. Este debería ser un momento de epifanía, pero por muchas razones, no puede serlo. Hay demasiadas cosas atoradas en mi humilde cabecita. Ha sido un tiempo de mucho estrés, por razones que, espero entiendan, no puedo divulgar, pero a la vez ha sido una gran oportunidad de iluminación y de sobrecarga sensorial que van más allá de mí.

Apenas ayer regresé de Sydney; así es, decidí regresar, justo ahí, después de vivir una experiencia breve pero increíblemente esperanzadora. Una experiencia que me trajo grandes cosas: energía, perspectiva y vayan ustedes a saber cuántas cosas más. Lo que a DJ Chachalaca le produce una merecida carcajada de gusto, a mí me merece muchísimas otras cosas, muy difíciles de describir. Me contraria mi adolescencia de lenguaje, pero me satisface el balance innegablemente positivo… sé de dónde vengo, y sé cuál es mi destino.

Por una parte, Sydney contiene lo que para muchos sería la vida perfecta: cosas qué hacer, personas qué conocer, lugares por visitar. Pero me he dado cuenta tras esta más reciente experiencia, que todo se reduce a lo que uno vive y siente. El lugar se vuelve un factor secundario, pues, volviendo a lo mismo, uno absorbe y utiliza lo que vive por sí mismo sin importar el dónde ni el cuándo ni el cómo. Ahhh, y si a eso le añadimos el puto calor y la humedad, no resulta tan atractivo. No pretendo ser injusto, pues en verdad es una ciudad encantadora, donde el estilo de vida permite, si no exige, pasar tardes en playas increíbles, contemplando a las mujeres mejor formadas en este mundo. Pero de todos modos, todo eso es una distracción solamente…

Ahora, de vuelta en la capital (lo que a muchos le sonaría como fanfarronería pero acá es todo lo contrario), la vida es mucho más simple. Mi depa sigue exactamente como lo dejé, aunque yo esperaba que Simon hubiera regresado para arreglar el internet. Como sea, es un tiempo que he tomado para detenerme un momento de varios días, y pensar en todo y en nada a la vez. Evidentemente no hay lo que en Sydney, pero esto es lo que yo llamo hogar, y me gusta. Es una cuenta regresiva, aunque para qué, ya no lo sé. Por lo pronto, he sido bendecido con el mejor regalo posible, pues pasan el tenis en 3 canales simultáneamente, y eso me llena de alegría: al final de cuentas, este es un noble país.

Mi mente y mi corazón se encuentran llenos de cosas buenas. Y me siento afortunado.

Y ya pronto llegará mi día…

No hay comentarios: