martes, 8 de junio de 2010

De mucho, poco. Y de poco, nada.

Sé que merezco el desprecio popular por ser tan negligente, pero en fin. Ha sido un mes bastante ocupado. Es que ha tenido de todo: festejos de última semana de clases, festejos de que el día cayó en viernes, festejos por gente que se va, también. Pero es que, en verdad, ha sido una temporada de mucho contenido, que por decencia debería comentar. Es que, para variar, sería como una telenovela, no, mejor dicho una serie, producida por HBO, de alto presupuesto. Seguro a la gente le gustaría.
No. Tampoco. La verdad es que el vivir en otro país por un tiempo prolongado es algo difícil. Sí, les gusta el acento (y algunas otras cosas), pero la gente es fría. Nada de saludos de beso. Ni siquera estrechar manos. Aunque uno, a la larga los acostumbra.

He vuelto a jugar futbol. Un buen amigo español nos invitó a Duncan (escocés adicto a South Park, referido anteriormente) y a mí a jugar un torneo organizado para conmemorar el Mundial, entre embajadas y consulados. Con camiseta de gachupines, pero ni modo.
En fin, en el primer partido ganamos 3-1 al combinado iraní, con un gol y una asistencia para un servidor. Es que la clase no se pierde al dejar de jugar unos cuantos años (habrán sido al menos unos 11 años desde aquel entonces del Atlético Pacherdo, en las canchas de la alberca olímpica.
Como sea, la victoria significa celebración, y vaya que la tuvimos.
Sin embargo, al viernes siguiente, jugábamos contra Macedonia. 13-1 a Nueva Zelanda. Candidatos al título.
Pues llegamos, entumidos y todo, aunque sólo eran las 6 de la tarde. Es que por acá ya baja por las noches a 1° (la semana pasada), o a -3° (los próximos putos días!). En fin, dominamos los primeros 10 minutos, pero sin marcar. Yo salí de inicio, pero después de unas salidas de contragolpe y persecusiones al muy tocado delantero macedonio, fui a la banca un par de minutos para recuperar el aliento. Pero en cuanto regresé, recuperé balón en la banda izquierda (juego de defensa pero me gusta subir a atacar bastante), conduje el balón unos 20 metros, llegué a línea de fondo, y toqué la diagonal de la muerte, a la salida del portero. Finalmente abrimos el marcador, casi al final del primer tiempo. Llegó el segundo, y anotamos el segundo. Yo pensé que eso los iba a desmoralizar, pero no. Es que metieron el 1-2 a los dos minutos, y el 2-2 unos cuantos después. El pelirrojo no es nada confiable en la portería. Nos engañó a todos, por medir 1.94 y decir que alguna vez jugó de portero en algún momento. Seguramente habrá sido en cuarto de primaria, porque de portero tiene el cabrón lo que yo de panista de mierda. En fin, perdimos 4-3, y ya no hay posibilidades de llegar a la final porque calificamos segundos de grupo (eso seguro porque jugamos contra Nueva Zelanda esta semana). Pero como sea, eso no nos impidió hacer lo que siempre hacemos en un viernes en la noche: empezar con unas chelas en mi depa para luego salir a algún pub en la ciudad (que siempre resulta ser O'Malleys, a 3 cuadras de mi casa), y luego ni para qué contar. Buena noche, con buenos amigos, donde incluso hubo bailongo a unas canciones totalmente desconocidas, con una MILF-guerrera. Que casualmente hace cine. A gusto.

Pero en fin, lo que sirva para agarrar. En fin, ese no era el punto de todo esto. Es más: ¿cuál era?

1 comentario:

Elentary dijo...

MMMM sí, despues de casi 6 meses comienzo a extrañar horriblemente los abrazos y besos al saludar.
Sí, es dificil....
Mientras tu te congelas yo me derrito cual bruja del oeste al caminar a la universidad.
Extraño las platicas con usted Don Rosco.